El gran regreso de la heredera despechada - Capítulo 746
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 746:
🍙🍙🍙🍙 🍙
En medio de la polémica, los internautas se fijaron en un momento concreto: Roselyn exigiendo descaradamente cinco millones a Leah. Lo absurdo del momento se convirtió en un meme que se reprodujo y ridiculizó sin cesar.
Mientras observaba el drama que se desarrollaba en su pantalla, Corrine se reclinó en su silla y una sonrisa se dibujó en sus labios.
En ese momento llamaron a la puerta de su despacho.
«¡Adelante!»
La puerta se abrió y Natasha entró, guiando a Emily y Luna a la habitación.
En cuanto sus miradas se posaron en Corrine, sus ojos se abrieron de par en par, incrédulos.
«Por favor, tomen asiento». Corrine señaló las sillas de enfrente. Emily y Luna intercambiaron una mirada recelosa antes de sentarse, con la tensión flotando en el aire.
Al notar su vacilación, Corrine se inclinó hacia atrás, con voz suave pero atrayente. «Si tenéis preguntas, hacedlas. No muerdo».
Luna fue la primera en hablar. «Ya que eres el jefe del Grupo Ford, ¿por qué no adquieres el Grupo Burgess?».
Holland, la recién nombrada directora, había abordado rápidamente los problemas internos, ganándose una reputación de innovadora y convirtiendo a la empresa en una fuerza a tener en cuenta.
Sin embargo, a pesar del creciente revuelo en torno a ella, la mayoría de la gente sabía poco más allá de su apellido y su sexo.
Luna nunca habría imaginado que esa figura escurridiza y poderosa no era otra que Corrine, la misma mujer a la que Leah buscaba implacablemente para destruirla.
La respuesta de Corrine fue fría y precisa. «El Grupo Burgess ya no es lo que era. Sus finanzas están en ruinas. ¿Por qué iba yo a asumir un peso muerto?»
Su sonrisa era tenue, pero tenía un matiz, un dominio tácito que provocó un escalofrío. «Dirijo una empresa, no una organización benéfica. Ni siquiera el Grupo Ford se permite despilfarros inútiles».
Luna se quedó callada, incapaz de refutar su lógica.
Ella conocía mejor que nadie el precario estado de Burgess Group: era un imperio que se desmoronaba, sostenido por nada más que un espejismo de grandeza. Si no fuera por el apoyo silencioso de Andrómaca, la empresa ya se habría hundido.
Emily, imperturbable, siguió presionando. «¿Qué hay de la familia Ashton? Tienes el poder de aplastar a las familias Ashton y Burgess, pero una y otra vez dejas que se te escapen de las manos. Esa no es la marca de un líder verdaderamente decisivo».
Los labios de Corrine se curvaron en una sonrisa lenta y cómplice, y su mirada se tiñó de burla. «Podría destruirlos de la noche a la mañana, sí. Pero dime, ¿dónde está la satisfacción? Verlos girar en espiral, luchando contra su propia caída, es mucho más entretenido que darles una muerte rápida».
Emily y Luna intercambiaron una mirada antes de volver a centrar su atención en la mujer que tenían delante.
.
.
.