El gran regreso de la heredera despechada - Capítulo 720
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Capítulo 720:
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La mirada del Infierno no vaciló mientras la miraba fijamente, su mirada depredadora, calculadora, inquebrantable.
Se inclinó ligeramente hacia atrás, con un tono despreocupado pero cargado de un innegable filo. «Si ganas, te concederé una petición».
Un murmullo de sorpresa recorrió la sala.
Los rumores sobre la generosidad del Sr. Martel eran bien conocidos, pero oírselo decir tan claramente hacía que la promesa pareciera casi demasiado buena para ser cierta. Si esta mujer ganaba, podría tener lo que quisiera.
Corrine permaneció imperturbable, con una compostura tan sólida como el granito. Hizo un gesto despreocupado a un empleado cercano para que le sirviera un cóctel. «¿Y si pierdo?», preguntó, con voz tranquila pero cortante.
La mirada del Infierno parpadeó hacia arriba, sus ojos ámbar se clavaron en los de ella con una intensidad que parecía despojarla de cualquier pretensión.
Su presencia era magnética, como la de un depredador que acecha a su presa. Era tan inflexible como el acero.
Tras una larga pausa, sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa, casi imperceptible. «Si pierdes, me seguirás esta noche».
Las palabras cortaron el aire como una cuchilla y, en un instante, la atmósfera del casino se congeló.
Aunque Corrine luchaba por mantener la compostura, no podía ocultar el destello de sorpresa que bailaba en sus ojos. No esperaba que fuera tan directo, tan descarado.
Pero la fuerza fría y dominante de su voz no dejaba lugar a dudas. Si se trataba de una broma, tenía consecuencias muy reales.
Su mirada se ensombreció, el borde de sus labios se curvó en una débil y gélida sonrisa. «Señor Martel, ¿está tan seguro de que voy a perder?», preguntó, con una voz casi imperceptiblemente desafiante.
«No tengo ninguna duda de que no lo haré», replicó Hell, con un tono frío, impregnado de una tranquila arrogancia que parecía ondear en el aire. No era una fanfarronada, era una afirmación de hecho.
Corrine entrecerró un poco los ojos y la tensión entre ellos aumentó. «¿Y a qué quieres jugar exactamente?», preguntó, con la curiosidad despertada a pesar del trasfondo de sospecha.
«A ver quién tiene más suerte», sugirió, con un brillo de diversión bailando en sus ojos.
Un momento después, apareció el crupier, cuyas manos, rápidas y expertas, empezaron a repartir las cartas, siendo el sonido de éstas al barajar el único ruido que rompía el silencio.
Corrine, con imperturbable elegancia, dio un sorbo a su cóctel antes de levantar la esquina de su tarjeta lo suficiente para vislumbrar su número. Su expresión permanecía ilegible, la calma de su comportamiento ocultaba cualquier atisbo de incertidumbre. La partida acababa de empezar.
El Infierno había estado observando a Corrine, su mirada aguda como la de un halcón, atravesando las capas que ella colocaba cuidadosamente a su alrededor, buscando exponer sus verdaderos pensamientos.
La voz del crupier rompió el silencio. «¿Le gustaría robar otra carta?»
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Nota de Tac-K: Linda tarde queridas personitas, Dios les ama y Tac-K les quiere mucho. ( • ᴗ – ) ✧
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