El gran regreso de la heredera despechada - Capítulo 651
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 651:
🍙🍙🍙🍙🍙
Sentada sin esfuerzo, Corrine cruzó las piernas y dio vueltas a su teléfono entre los dedos. Una expresión perezosa, casi aburrida, se dibujó en su rostro cuando miró de reojo a Judie.
«Comience su actuación, Srta. Seymour.»
El significado estaba claro. Corrine esperaba que se desnudara allí mismo, delante de todos.
Un violento escalofrío recorrió el cuerpo de Judie y su rostro perdió el color.
«Corrine, tú… ¡estás llevando esto demasiado lejos!»
Corrine apoyaba la barbilla en una mano, y los dedos de la otra golpeaban lentamente su muslo. Judie no sabía a qué estaba esperando.
Judie se quedó clavada en el sitio, incapaz de moverse, pero antes de que pudiera protestar más, la voz de Nate rompió el silencio.
«Parece que necesitaré que alguien te asista».
Dos hombres de negro se adelantaron inmediatamente, agarraron a Judie por los brazos y la obligaron a caer sobre la mesa como un muñeco de trapo.
Un grito ahogado se escapó de sus labios mientras luchaba violentamente contra su agarre.
«¡Lo haré! Lo haré!»
Al oír su rendición, los hombres la soltaron, dando un paso atrás.
A Judie le temblaban los dedos mientras se llevaba la mano a la cremallera del vestido. El peso de innumerables ojos se clavó en ella, sofocándola bajo una avalancha de vergüenza.
Sus manos se cerraron en puños mientras el odio ardió en su pecho. Si pudiera, destrozaría a Corrine miembro a miembro.
Las lágrimas le nublaron la vista mientras se volvía hacia Nate, suplicando en silencio clemencia, siquiera una pizca de compasión. Pero él no la miró. Sus ojos permanecían fijos en Corrine, atentos, pacientes, casi indulgentes.
¿Por qué? ¿Por qué trataba a Corrine con tanto cuidado y no dedicaba ni una sola mirada a ninguna otra mujer?
Una ola de desesperación se abatió sobre Judie, extinguiendo cualquier último atisbo de esperanza.
Quentin había planeado ayudarla a emparejarse con Gregory, heredero de la familia Hoffman. Ése había sido el plan, hasta que vio a Nate. En ese momento, la razón la había abandonado. Había dejado de lado a Gregory sin pensárselo dos veces, persiguiendo a un hombre que ni siquiera reconocía su existencia.
¿Y ahora? Lo había perdido todo. A Gregory. El apoyo de Quentin. Su posición en la familia Seymour.
No había vuelta atrás. Sin segundas oportunidades.
Mientras bajaba lentamente la cremallera de su vestido, sus hombros temblaban y lágrimas silenciosas corrían por su rostro. Entonces, sonó una voz.
«Corrine.»
Corrine se paralizó al oír aquella voz tan familiar e instintivamente se apartó de Nate. Un suspiro después, se levantó y se recompuso para enfrentarse al hombre que se acercaba.
«Abuelo».
Nate captó el sutil cambio en su postura y frunció ligeramente las cejas en respuesta.
Carl se acercó, con paso firme a pesar del bastón que empuñaba. Su mirada aguda recorrió a Judie antes de posarse significativamente en Nate.
«Todo tiene sus límites. Si se cruza el límite, se pierde la dignidad».
Corrine inclinó la cabeza.
.
.
.