El gran regreso de la heredera despechada - Capítulo 530
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Capítulo 530:
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Treinta minutos más tarde, salió de la oficina, con la mente hecha un lío de frustraciones.
Sus pensamientos se agitaban, ahogando el mundo que le rodeaba, hasta que, de repente, el coche dio un bandazo. Los neumáticos chirriaron. El chasis metálico se retorció violentamente al chocar contra una farola.
Por la mañana, la noticia del accidente del CEO del Grupo Ashton se había extendido como la pólvora. Las especulaciones pululaban por Internet, obligando al Grupo Ashton a actuar con rapidez, cerrando cualquier filtración antes de que los rumores se descontrolaran. En su habitación del hospital, Corrine hojeó los titulares, con una leve sonrisa en la comisura de los labios.
La puerta se abrió de golpe. Nate entró, su presencia imponente como siempre.
«Vámonos.»
Corrine no ofreció ningún argumento mientras se acercaba a él.
«¿A qué hora terminas de trabajar esta noche?» preguntó Nate, con la mirada fija en su perfil.
Se lo pensó un momento.
«Sobre las seis».
«Te recogeré».
«De acuerdo». Sentado en la parte delantera, Matías absorbió su intercambio con una tranquila sensación de preocupación. Para los entendidos, estaba claro: eran una pareja haciendo planes. Pero para alguien ajeno a la situación, podría parecer que sólo estaban haciendo los deberes.
A este paso, ¿cuándo se casaría por fin su jefe con ella?
Matías suspiró en voz baja.
El coche se detuvo frente al edificio del Grupo Ford. Cuando Corrine salió, Matías miró furtivamente a Nate por el retrovisor.
Dudó.
«Si tienes algo que decir, dilo». La voz de Nate era fría, ilegible.
Matías no se contuvo.
«Señor, ¿no cree que su progreso con la Srta. Holland es… lento?»
Nate miró a Matías con dureza mientras levantaba la mirada.
Matías carraspeó, pero siguió adelante.
«Quiero decir, desde que la señorita Holland se ha convertido en tu novia, los dos ni siquiera habéis tenido una cita como es debido».
Una cita apropiada…
Las palabras le resultaron extrañas a Nate, incluso innecesarias. Para él, los resultados importaban más que los gestos sin sentido.
«¿Acaso a las mujeres les importan esas cosas?», preguntó.
Matías asintió sin dudarlo.
«A ninguna mujer le disgusta una cita bien planeada».
Nate se echó hacia atrás, con la mirada nublada por el pensamiento. Sin decir nada más, sacó su teléfono y empezó a escribir.
Corrine acababa de instalarse en su despacho cuando sonó su teléfono. Un mensaje de Nate.
«¿Quieres ver una película esta noche?»
Levantó ligeramente las cejas.
«¿Qué te hizo pensar en ver una película?»
«Para una cita».
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