El gran regreso de la heredera despechada - Capítulo 496
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 496:
🍙🍙🍙🍙🍙
Pero hacía tiempo que Meg se había dado cuenta de la actuación de Leah. No había calidez en sus respuestas, sólo acuses de recibo bruscos. Aun así, por cortesía, disimuló cualquier irritación, manteniendo una expresión distante e ilegible.
Corrine, sentada cerca de ella, observaba la farsa con una sonrisa apenas disimulada. Los intentos desesperados de Leah por ganarse a Meg eran casi risibles, como la actuación de un payaso para un público que ya había perdido el interés.
Por la tarde, llegaron al centro de la ciudad.
Cuando bajaron del autobús, Leah aprovechó su oportunidad. Con un rápido vistazo para asegurarse de que nadie la observaba, agarró con fuerza el brazo de Corrine.
«Corrine, ¿qué le dijiste exactamente a Meg?»
Corrine arqueó una ceja y sus ojos brillaron divertidos.
«¿Sinceramente? Me había planteado utilizar algunos trucos para asegurarme de que el Grupo Ashton perdiera esta inversión», respondió. Inclinó ligeramente la cabeza, con voz burlona.
«Pero ahora, veo que nunca tuve que molestarme. Te las arreglaste para arruinarlo todo por tu cuenta». Si Corrine hubiera intervenido o no, el resultado habría sido el mismo.
La expresión de Leah se ensombreció, sus ojos se entrecerraron en rendijas heladas.
«Entonces, ¿realmente pretendes enfrentarte a mí?»
Sus dedos se clavaron en el brazo de Corrine y las uñas presionaron con fuerza su piel. Corrine se estremeció ligeramente. Con un movimiento rápido y práctico, giró el brazo de Leah hacia fuera, liberándose sin esfuerzo de su agarre.
Leah jadeó, con la cara pálida por el repentino dolor.
Negándose a aceptar la derrota, se abalanzó con la otra mano, pero Corrine fue más rápida. Agarró la muñeca de Leah en pleno movimiento y la apartó, obligándola a adoptar una posición incómoda e indefensa. Un silbido estrangulado escapó de los labios de Leah mientras la frustración torcía sus facciones.
«Corrine, no sé qué clase de trucos turbios has hecho para poner a Meg en mi contra, pero escúchame: esta inversión de Calan es vital para el Grupo Ashton. Si interfieres, Bruce no te dejará salir ileso».
Corrine soltó una suave carcajada, un sonido mezclado con fría diversión.
«La gente con malas intenciones siempre asume que los demás son igual de sucios». Su mirada se endureció, afilada como una daga.
«A diferencia de ti, yo no confío en planes mezquinos».
Se inclinó un poco hacia ella, bajando la voz hasta un susurro casi burlón.
«¿En cuanto a esa inversión? Deberías dejar de soñar con ella».
A Leah se le cortó la respiración.
«Entonces, ¿realmente quieres ir contra el Grupo Ashton?»
La sonrisa de Corrine no vaciló.
«Ayudé a la familia Ashton a ascender. Y con la misma facilidad puedo dejarla caer». Dio un paso deliberado hacia delante, obligando a Leah a retroceder instintivamente.
«No hay nada más angustioso que ver cómo todo lo que construiste se desmorona pieza a pieza. ¿No estás de acuerdo?»
Inclinó la cabeza y bajó la voz hasta casi susurrar.
«Ese es el mismo tipo de venganza que buscaste cuando me quitaste a Bruce, ¿no?»
El cuerpo de Leah se puso rígido. Un escalofrío le recorrió la espalda.
Corrine le sostuvo la mirada un momento más antes de apartarla y bajar del autobús, con una postura segura y sin esfuerzo.
.
.
.