El gran regreso de la heredera despechada - Capítulo 47
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Capítulo 47:
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El disgusto era evidente en los rostros de quienes la rodeaban.
«Srta. Holland, debe poner los intereses de la empresa por encima de sus asuntos personales. Su disputa con Bruce es un asunto privado. Como alguien que entiende la responsabilidad, es esencial priorizar nuestros objetivos empresariales. ¿Cómo ha podido exponer este asunto a nuestros inversores? Esto es un completo disparate».
«Desde el principio, estuve en contra de contratarla -no tiene antecedentes ni experiencia- y ahora una mujer parece haberos manipulado a todos. Tengo curiosidad por ver cómo piensan arreglar este lío».
«Si logra convencer a la Srta. Brooks de que se vaya usando meras palabras, uno sólo puede preguntarse qué tácticas podría desplegar para disuadir a nuestros otros inversores».
Al oír estas acusaciones, Corrine sintió que la decepción se apoderaba de ella. No se trataba sólo de una traición de Bruce. Era la dolorosa verdad de que todo su duro trabajo había sido en vano, dejándola completamente sola al final.
Bruce, con evidente frustración, exigió su respuesta.
«¡Corrine, habla!»
Sonriendo, Corrine habló con Bruce desde el otro lado de la mesa.
«¿Por qué debo cargar con la culpa de tus errores? Como líder de la empresa, tu reputación personal está ligada a la imagen de la empresa. Si no puedes ver eso, ¿cómo justificas estar al mando?».
Sus palabras audaces y autoritarias resonaron en la sala, dejando tras de sí un silencio silencioso.
Los miembros de la junta no esperaban tal atrevimiento por parte de Corrine, conocida por su gracia y compostura, al cuestionar abiertamente las capacidades y decisiones de Bruce.
Le había avergonzado delante de toda la sala.
Los rasgos típicamente encantadores de Bruce se contorsionaron con ira, sus cejas se fruncieron mientras su mirada se fijaba en Corrine.
«¡Corrine Holland!» Su voz chirriaba entre dientes apretados, conteniendo a duras penas su ira.
«Usted es simplemente un gerente aquí. Tu trabajo es cumplir con tus responsabilidades, ¡no acusarme!»
«¿Mis responsabilidades?» El tono de Corrine estaba impregnado de sarcasmo mientras arqueaba una ceja hacia Bruce.
«¿Te refieres a la planificación estratégica que hice para el Grupo Ashton, o a las interminables noches que trabajé horas extras? Si las consideras meras responsabilidades, entonces has malinterpretado mi postura por completo. Me dedico a tareas porque así lo decido, no porque sean obligaciones».
Bruce abrió la boca para replicar, pero Corrine le interrumpió lanzándole bruscamente su carta de dimisión.
«¡Considera esto mi dimisión! El Grupo Ashton es demasiado restrictivo para mis ambiciones. ¡Es hora de que busquen un sustituto!»
La tensión que reinaba en la sala cambió rápidamente y todos se pusieron en pie para intentar convencerla de que cambiara de opinión.
Bruce se quedó mirando la carta de dimisión y sintió una oleada de pánico.
Había tratado a Corrine tan descuidadamente, contando con sus presuntos sentimientos hacia él.
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