El gran regreso de la heredera despechada - Capítulo 449
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 449:
🍙🍙🍙🍙🍙
Rita se clavó las uñas en las palmas de las manos, y el dolor se perdió bajo las olas de una furia creciente. Incapaz de soportar el espectáculo por más tiempo, se levantó bruscamente para huir.
«¿A dónde crees que vas?» La pregunta de Bruce la siguió como una sombra.
Rita giró sobre sí misma y puso los ojos en blanco.
«¡Al baño de señoras!», espetó, alejándose.
La subasta continuó sin que su dramática salida perturbara el desarrollo de la misma. Nate estudió el delicado perfil de Corrine, inclinándose lo bastante para que su aliento le hiciera cosquillas en la oreja.
«¿Le gusta que se dirijan a usted así?»
Corrine le dirigió una mirada juguetona, comprendiendo el significado de su pregunta.
«Es sólo un título», respondió en voz baja.
La formalidad de «Sra. Hopkins» no tenía ningún significado especial para ella; reconocía que la deferencia de Moses no provenía de su herencia familiar Ford, sino del hombre que tenía a su lado.
«Fuiste tú quien le dio instrucciones para que usara ese título», le recordó, jugueteando con la paleta de la subasta mientras sus labios se curvaban en una sonrisa cómplice.
«Mis preferencias apenas importan, ¿verdad? Tal vez todo sea parte de algún juego de poder masculino. Por lo que sé, sólo soy una de las muchas Sra. Hopkins de su colección».
La risita de Nate resonó en su interior cuando sus elegantes dedos le levantaron la barbilla.
«Eres la única», murmuró, sus palabras tenían el peso de una declaración y de una promesa.
Corrine bajó las pestañas, incapaz de enfrentarse a la intensidad de su mirada. Sus palabras anteriores habían sido infantiles, teñidas de unos celos inexplicables. Sin embargo, ocultaban un pesar más profundo: si sus caminos se hubieran cruzado antes. Qué diferentes podrían haber sido las cosas.
Chelsea observó su intercambio íntimo con creciente preocupación. Su intuición le susurraba que su conexión era más profunda que un coqueteo casual.
Aunque quería que Corrine dejara atrás la traición de Bruce y abriera de nuevo su corazón, la presencia de Nate en aquella ecuación la inquietaba. Frunció el ceño y decidió tener una conversación seria con Corrine antes de que acabara la noche.
Al concluir la subasta, la velada se transformó en una elegante soirée. Una orquesta sinfónica llenó el ambiente de refinadas melodías mientras los invitados se mezclaban bajo arañas de cristal, la viva imagen de los excesos de la alta sociedad. Tras varias copas de champán, Corrine se refugió en un rincón tranquilo. La voz de un hombre interrumpió su soledad.
«¿Señorita Holland? ¿Podría tener el placer de este baile?»
Le miró con desagrado apenas disimulado, sus ojos parpadeaban con desdén.
«Permítame que me presente». Se ajustó la corbata con afectada sofisticación.
«Rolf Archer, el hermano menor de Calan.»
Una fría sonrisa se dibujó en los labios de Corrine. Lo conocía: era un famoso usurpador de nombres que se había aprovechado de la reputación de su hermano para crear problemas.
«Debo declinar», respondió ella, con la voz aguda como la escarcha.
El rostro de Rolf se tensó ante su despido.
«Muchos saltarían ante la oportunidad de ganarse mi favor. Te estoy ofreciendo respeto, ¡no hagas que me arrepienta de tanta generosidad!».
«Vete». La única palabra cayó de los labios de Corrine como un carámbano.
Su frígido desdén no hizo más que avivar su interés. Envalentonado por el alcohol, dio un paso adelante para agarrarla del brazo.
.
.
.