El gran regreso de la heredera despechada - Capítulo 371
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Capítulo 371:
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«¡No creas que puedes intimidarme con esa palabrería! ¡No me asusto tan fácilmente!»
¿Qué importaba si atendía a la élite y dejaba de lado a los menos afortunados? ¿Por qué iba a arriesgarse a disgustar a familias poderosas como los Ashton y los Burgess sólo para complacer a alguien insignificante? Además, si seguía aumentando los beneficios de la marca, ¿por qué iban a pensar siquiera en despedirla? No sólo su puesto estaba asegurado, sino que además era probable que recibiera una sustanciosa bonificación este mes.
Rita, que estaba cerca, preguntó con confianza: «Corrine, ¿por qué no fijas tu oferta? Si no puedes permitírtelo, admite tu derrota y ruéganos». La idea de Corrine de rodillas, suplicando clemencia, emocionó enormemente a Rita.
Estaba ansiosa por ver humillada a Corrine cuando llegara el momento.
Una sombra cubrió los ojos de Corrine y su rostro se enfrió.
«¡Doce millones!», dijo con firmeza.
«¿Estás preparado para seguir el ritmo?»
Su voz era aguda y penetrante, congelando al instante la atmósfera que les rodeaba. El silencio envolvió a todos durante un breve instante.
Rita respondió con tono burlón tras un tenso silencio: «En serio, Corrine, ¿doce millones? Es dudoso que alguna vez hayas manejado tanto dinero».
La burla de Rita resonó en toda la sala y llamó la atención de los presentes. Antes, Leah había insinuado que Corrine estaba financiada por un rico benefactor. ¿Quién sería tan generoso como para darle doce millones sólo por complacerla? Corrine enarcó una ceja y no respondió.
El nerviosismo se apoderó de Leah, que apretó los puños mientras la ansiedad se apoderaba de ella. Sin embargo, logró mantener una expresión amable y esbozó una sonrisa cortés.
«Por favor, considere esto cuidadosamente, Srta. Holland. Doce millones no es una cantidad trivial. No vale la pena por un simple atuendo».
Su voz era suave, sugiriendo una preocupación genuina por la situación de Corrine. Sin embargo, un examen más detenido reveló que la verdadera intención de Leah era persuadir a Corrine para que reconsiderara su decisión.
Con una burla, Julia intervino: «Bueno, ya has hecho la oferta. ¿Por qué no arreglarlo con tu tarjeta?»
A Julia le resultaba insoportable el comportamiento pretencioso de Corrine, sobre todo porque no era tan rica como pretendía y, sin embargo, miraba a todo el mundo por encima del hombro.
«¿Puedo hablar con el gerente del centro comercial antes de cerrar la cuenta?» preguntó Corrine.
La calma de su voz ocultaba una sutil amenaza, lo que provocó una oleada de inquietud en Julia.
La cara de Julia mostró rápidamente su incredulidad. Creía que Corrine intentaba intimidarla en el último momento.
«La gente como tú no merece el tiempo de nuestro director», replicó Julia con desdén, mirando a Corrine con desdén.
«Incluso si viniera, ¿qué cambiaría?»
Sin mediar palabra, Corrine esbozó una sonrisa escalofriante. Luego sacó el teléfono y marcó un número.
Cuando Corrine empezó a alejarse, Rita pensó que huía y se movió para interceptarla.
«¿Dónde crees que vas, Corrine? Esta apuesta no está resuelta».
«Envía a tu equipo a la sexta planta ahora mismo», dijo Corrine al teléfono antes de cortar la llamada.
Corrine levantó la cabeza, con una mirada fría y distante. Lanzó una rápida mirada a Rita antes de clavar los ojos en Julia. Se acercó a la cajera, sacó una tarjeta del bolso y dijo: «Cárgalo a esto».
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