El gran regreso de la heredera despechada - Capítulo 308
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Capítulo 308:
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«Srta. Holland, soy el padre de Bruce. Me preguntaba si tendría algo de tiempo después del trabajo», empezó Millard, con voz suave pero con una urgencia subyacente.
«Me gustaría hablar con usted en privado».
Aunque Millard no era alguien que pudiera cargar con grandes responsabilidades, como padre, marido y anciano, su reputación permaneció intachable.
Corrine enarcó una ceja, con la mirada fría y poco impresionada.
«¿Por qué no decirlo por teléfono?»
La familia Ashton la repugnaba hasta la médula. Haría cualquier cosa para evitar enfrentarse a ellos en persona.
Millard no había esperado que la negativa de Corrine fuera tan tajante, pero mantuvo la compostura, negándose a dejar que su tono inflexible lo pusiera nervioso. Miró a Tracy en el sofá y sus pensamientos se detuvieron un instante antes de hablar con voz firme.
«A Rita la mimaron demasiado de niña, lo que la hizo testaruda e irreflexiva. A menudo te ha faltado al respeto y, como padres, no cumplimos con nuestro deber de corregirla. Esto causó el daño que te causó, y por eso, te pedimos sinceras disculpas».
La sinceridad de las palabras de Millard animó a Corrine a seguir escuchando.
«La razón principal por la que llamo», continuó, con voz firme, «es para preguntarle si consideraría retirar la demanda».
En los ojos de Corrine brilló un destello agudo y gélido al oír su petición, y sus labios se curvaron en una sonrisa fría y sin gracia.
«¿Retirar la demanda? Mi tiempo es demasiado valioso para perderlo en este jueguecito».
Su voz era despreocupada, pero su tono venenoso no dejaba lugar a dudas sobre su desdén. Cada sílaba destilaba indiferencia, y Tracy sintió que su temperamento se encendía. Abrió la boca para responder, pero la aguda mirada de Millard la silenció al instante. Ellos eran los que pedían un favor, así que tenían que tragarse su orgullo, por amargo que supiera.
Tras un rato de silencio, Millard se inclinó ligeramente hacia delante y añadió con tono resuelto: «Rita se equivoca. Si acepta retirar la demanda, estoy dispuesto a cumplir cualquier condición que ponga».
El inquietante silencio que reinaba en el teléfono amplificaba el malestar que Millard y Tracy sentían mientras esperaban una respuesta. Los momentos se alargaban, y cada segundo intensificaba su malestar.
Finalmente, Corrine rompió el silencio con una pregunta que iba al meollo de la cuestión.
«¿Qué valor le das al futuro de Rita?»
Aliviados por su compromiso, Millard y Tracy esbozaron una leve sonrisa.
«Creemos que sería mejor discutir los detalles cara a cara. ¿Estarían dispuestos a reunirse?» sugirió Millard, con la esperanza de que un encuentro personal ayudara a encauzar esta delicada discusión.
A pesar de reconocer la gravedad de su situación, Millard y Tracy aún albergaban la tranquila esperanza de que su pasada relación con Corrine pudiera suscitar alguna amabilidad por su parte.
Consciente de la tendencia de la familia Ashton a manipular, Corrine se preparó para sus probables apelaciones emocionales.
«Si es necesario concertar una reunión, quizá deberíamos terminar aquí nuestra discusión», respondió Corrine.
«Por favor, no cuelgues», intervino rápidamente Millard, intuyendo que Corrine podría estar a punto de desconectar.
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