El gran regreso de la heredera despechada - Capítulo 227
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 227:
🍙🍙🍙🍙🍙
La expresión de Jayden llevaba una intensidad que parecía buscar respuestas en su rostro. A pesar de las repetidas advertencias de Carl sobre entrometerse en su relación con Nate, las preguntas ardían tras sus ojos.
Tras una pausa ponderada, Jayden respiró tranquilamente.
«Carl me pidió que me asegurara de que recordaras la boda de la familia Seymour de mañana. Se espera tu presencia».
«No lo he olvidado», respondió ella.
Cuando Jayden se demoró, Corrine arqueó una ceja inquisitiva.
«¿Había algo más?»
Aunque entreabrió los labios como si fuera a hablar, Jayden acabó negando con la cabeza y se marchó sin expresar lo que pensaba.
La familia Seymour era una de las cuatro familias más importantes de Lyhaton, y el inquebrantable vínculo de su patriarca, Quentin, con Carl había resistido innumerables tormentas. Este vínculo hacía que la asistencia de Corrine al banquete nupcial no sólo fuera esperada, sino obligatoria.
Mientras que el anuncio de la boda de Fátima había acaparado la atención de la ciudad, acorde con la prominencia de la familia Seymour, Corrine se despertó con titulares totalmente distintos.
Las noticias de la mañana resplandecen con la noticia de que la familia Burgess se enfrenta a una investigación gubernamental por evasión de impuestos, ya que las autoridades han lanzado su pesquisa con fuerza decisiva.
En la mesa del comedor, Corrine observa las imágenes televisadas del padre de Leah siendo escoltado fuera por los funcionarios, su expresión no traiciona nada más que frío distanciamiento.
El giro de los acontecimientos apenas la sorprendió; nunca había pretendido que Leah escapara a las consecuencias, aunque no había necesitado orquestarlas ella misma. La intervención de la familia Ford significaba que ahora podía ver cómo se desarrollaban los acontecimientos desde una cómoda distancia.
Mientras Corrine mantenía la compostura, Karina prácticamente burbujeaba de placer vengativo y sus palabras brotaban en un torrente excitado.
«Esto es lo que yo llamo justicia divina», declaró, gesticulando animadamente.
«¿Creía Leah sinceramente que su condición de heredera de los Burgess la hacía intocable? Todo lo que tenían se construyó sobre un prestigio prestado, y aún así se las arregló para maquinar su propia caída. ¡Qué audacia!»
Los labios de Corrine se curvaron en una sutil sonrisa.
«Debe haberte provocado de verdad para inspirar tanta pasión».
«Sin duda», confirmó Karina sin perder el ritmo.
Corrine notó que Karina agarraba su copa de vino mientras sus ojos recorrían la habitación con una mirada concentrada.
«¿Qué te ha llamado la atención?», preguntó, sintiendo curiosidad.
«Se dice que asistirá un distinguido invitado de la familia Seymour. Si no, ¿por qué iban a vestirse las acaudaladas damas de Lyhaton como si compitieran por llamar la atención?». La mirada de Karina se posó en Corrine y su sonrisa adquirió un tono cómplice.
«Aunque me pregunto… ¿estás ocultando deliberadamente tu aspecto para evitar los focos?».
«¿O quizás guardando lo mejor para alguien especial?» Un sonrojo revelador coloreó las mejillas de Corrine.
«Qué ridículas sugerencias haces».
La insinuación de guardar lo mejor de sí misma para alguien especial resultaba incómoda.
.
.
.