El gran regreso de la heredera despechada - Capítulo 1714
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1714:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
—Solo es una herida leve —respondió Corrine con indiferencia.
La emboscada había llegado más rápido de lo que esperaba. Había supuesto que la familia García esperaría hasta que ella pusiera un pie en Pinetree City, sin anticipar que serían lo suficientemente audaces como para atacar en Lyhaton.
«¿Los atraparon?», preguntó Zeke con un tono aparentemente tranquilo, pero que, bajo la superficie, transmitía un frío inconfundible. «Manténganlos con vida. Los utilizaremos como ejemplo, para los García y cualquiera que esté conspirando».
Corrine lo entendió perfectamente. «El autor ha sido detenido. Pronto tendremos respuestas».
«Bien», respondió Zeke. «Te llamaré en cuanto haya novedades por mi parte».
«De acuerdo».
«Y no vengas a Pinetree City. Por ahora, quédate donde estás».
«Entendido».
Tras colgar, Corrine llamó inmediatamente a Nate. El teléfono sonó… y sonó… y sonó… sin respuesta. No necesitaba adivinarlo. Ya sabía en qué estaba ocupado Nate.
Efectivamente, Nate estaba lejos de estar ocioso.
Estaba sentado tranquilamente en una habitación fría y oscura, con la mirada fija en el hombre manchado de sangre que yacía en el suelo. «Empieza a hablar. ¿Quién te envió? ¿Cuánto te pagaron? ¿Quién es tu contacto en Lyhaton?».
El hombre lo miró con odio, pero permaneció en silencio.
Nate no se movió. Simplemente miró a Saul, que estaba de pie cerca de él como una sombra amenazante.
Entendiendo la señal, Saul dio un paso adelante y presionó su bota contra la cabeza del hombre con una fuerza lenta y deliberada. «¡Habla!».
Aun así, el conductor no se inmutó. Ni siquiera parpadeó. Como si no hubiera oído nada.
Los labios de Nate se curvaron ligeramente, esbozando una leve sonrisa en su rostro, pero sus ojos volátiles se llenaron de una amenaza tormentosa. «Me pregunto si tu familia es tan terca como tú».
Continúa tu historia en ɴσνє𝓁α𝓼4ƒα𝓷.c♡𝓂 con sorpresas diarias
Ante eso, un destello de pánico rompió la mirada vacía del conductor. Su voz, tensa por la desesperación, se quebró: «¡Si tienes cuentas que saldar, saldalas conmigo!».
Aunque hacía tiempo que se había resignado a la muerte, en el momento en que su familia se vio arrastrada a la ecuación, su compostura, ganada con tanto esfuerzo, se rompió como una presa. La mirada de Nate lo recorrió como hielo sobre la piel: impasible, distante, mortal. «Eso depende totalmente de lo servicial que decidas ser».
El tiempo se arrastró como melaza antes de que el conductor finalmente pronunciara un nombre entre dientes. «Es… es la familia García…».
Una risa baja brotó del pecho de Nate. —Hay gente que no sabe cuándo retirarse.
Sus palabras se deslizaron a través del silencio, tranquilas, deliberadas y afiladas como una cuchilla que rasga un nervio desnudo.
.
.
.