El gran regreso de la heredera despechada - Capítulo 1661
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Capítulo 1661:
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De repente, unos pasos firmes resonaron desde la entrada del hotel y todas las cabezas se volvieron.
Entró un hombre con un elegante traje negro y una corbata oscura perfectamente anudada al cuello. La forma de su nuez de Adán se adivinaba a través de la tela.
Había algo esculpido en su postura. Desprendía un aura de autoridad tan inquebrantable que incluso una mirada casual suya hacía que la gente se quedara instintivamente quieta.
No necesitaba hablar para dominar la sala. Su sola presencia bastaba.
Entonces su mirada se posó en Corrine. En un instante, la frialdad de sus ojos se derritió en calidez.
«¿Llevas mucho tiempo esperando?», preguntó en voz baja.
Corrine no dudó. Deslizó su mano en la de Nate, y sus dedos fríos se envolvieron instantáneamente en su calor, una sensación que se extendió silenciosamente por su pecho.
«No, acabo de llegar», respondió en voz baja.
«Vamos». Nate le tomó de la mano y juntos entraron en el salón de banquetes.
Detrás de ellos, Matías entregó en silencio los regalos de boda en la recepción.
Y vaya lista: una propiedad, un coche, fajos de billetes, antigüedades… Básicamente, todo lo que se pueda imaginar.
El empleado que registraba los regalos lo miró con incredulidad, completamente atónito.
El bullicioso salón quedó en silencio de repente cuando Corrine y Nate entraron. Parecía como si alguien hubiera pulsado el botón de pausa en toda la escena. Por un momento, el tiempo mismo pareció detenerse. Entonces, los susurros comenzaron a propagarse silenciosamente entre la multitud.
Todas las miradas se volvieron hacia la pareja que entraba por la puerta. La gente buscaba palabras, pero incluso los más elocuentes entre ellos luchaban por describir lo que veían.
El hombre era alto e imponente, y su sola presencia dominaba la sala. No necesitaba hablar para afirmar su autoridad, su aura lo hacía sin esfuerzo. Una sola mirada bastaba para que los demás se apartaran.
La mujer que estaba a su lado no era menos notable. Su belleza era audaz y luminosa, completamente diferente del encanto modesto que suele caracterizar a las hijas de las familias adineradas.
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Era impresionante, del tipo de belleza que podía detener los corazones a medio latir.
Aunque llevaba tacones, seguía pareciendo delicada junto al hombre. Sin embargo, su presencia nunca se veía eclipsada. Juntos, encarnaban una rara armonía de fuerza y elegancia.
Sin soltar la mano de Nate, Corrine caminó con tranquila elegancia hasta la mesa principal y tomó asiento. Ese simple gesto bastó para que todos los presentes en la sala se dieran cuenta de su identidad.
Era la misteriosa y querida nieta de Carl. Tampoco era difícil adivinar quién era el hombre que estaba a su lado.
Aunque su compromiso se había mantenido en secreto, celebrado únicamente con una sencilla comida, los rumores se habían extendido.
Muchos habían descartado los rumores como simples chismes. Pero ahora, con Nate y Corrine sentados junto a Carl, era imposible ignorar la verdad.
Nate era conocido en todas las regiones como una figura formidable en el Continente Independiente. Nadie había esperado que su prometida perteneciera a la familia Ford.
La sorpresa y el asombro se extendieron por la sala. Algunos admiraban a Corrine por sus capacidades. Otros atribuían en silencio la extraordinaria suerte de la familia Ford.
Con la alianza de la familia Ford con la familia Astley de Nelting ya establecida y el futuro matrimonio de Corrine con Nate, su influencia estaba destinada a dispararse. No solo seguirían siendo la familia más rica de Lyhaton. Estaban en camino de convertirse en la familia más poderosa de toda la nación.
Los invitados con experiencia en los negocios vieron una oportunidad en esta revelación.
Para otros, despertó envidia.
Nadie lo sintió con más intensidad que Callie.
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