El gran regreso de la heredera despechada - Capítulo 1496
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1496:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Tras un silencio cargado, Zack cedió. —Hice investigar esos tres coches —confesó, midiendo cuidadosamente sus palabras—. La información apunta a una persona detrás de todo esto: Dewey, el padre de Corrine.
La bomba dejó a Moses visiblemente atónito.
—¿Su propio padre? —susurró finalmente, con incredulidad grabada en el rostro.
¿Un padre que ataca a su propia hija? ¿Qué tipo de odio podría llevar a un hombre a tal crueldad?
Al otro lado de la mesa, Cutler soltó una risa amarga, con los ojos brillando con fría certeza. —Cualquiera en Pinetree City podría hablarte de la reputación de Dewey. Ese hombre sacrificaría cualquier cosa, o a cualquiera, para conseguir lo que quiere. Si vender a su hija a sus enemigos le asegurara su fortuna, tendría los papeles listos antes del desayuno.
La cruel valoración cayó con incómodas claridad, pintando una vívida imagen de la despiadada avaricia de Dewey mejor que cualquier relato de segunda mano.
Moses chasqueó la lengua con disgusto. —No me extraña que la familia Ford haya mantenido las distancias con los Holland todos estos años. ¿Quién no se alejaría de un personaje tan despreciable?
Sus palabras quedaron suspendidas en el aire cuando Corrine y Nate aparecieron de repente en la puerta.
La conversación se apagó al instante y todas las miradas se dirigieron hacia los recién llegados. Zack le lanzó una mirada significativa a Moses, una orden silenciosa para que mantuvieran su conversación en privado.
Moses captó el mensaje sin dudarlo.
Recuperando la compostura con notable rapidez, hizo un gesto cordial para que todos se reunieran alrededor de la mesa.
Mientras llegaban los platos humeantes uno tras otro, comieron e intercambiaron cumplidos.
El ambiente se sentía tenso, ya fuera por la conmoción que aún sentía Corrine o por el accidente de la noche anterior, la comodidad habitual había desaparecido.
—Voy al baño —anunció Corrine, levantándose de su asiento. En cuanto desapareció, Nate dejó silenciosamente el tenedor y la siguió.
Moses los observó marcharse con las cejas arqueadas. «¿Qué está pasando? ¿Se han peleado esos dos?».
No podía evitar pensar que esto no seguía el guion habitual. ¿No debería un rescate heroico ir seguido de gratitud y afecto?
Corrine se dirigió directamente al baño después de salir de la sala.
Cuando salió, encontró a Nate esperando junto a la puerta.
Una sonrisa comenzó a formarse en sus labios, pero antes de que pudiera hablar, él la agarró del brazo y la empujó dentro de un ascensor.
Regresaron a la misma sala que habían ocupado el día anterior.
.
.
.