El gran regreso de la heredera despechada - Capítulo 1493
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Capítulo 1493:
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Aunque Nate nunca pronunció estas palabras en voz alta, Dewey entendió el mensaje con total claridad.
Mientras el grupo se marchaba, Dewey permaneció inmóvil, atónito, como un hombre que acababa de ver pasar su vida ante sus ojos.
El chasquido agudo de la llama de un mechero rompió el silencio, devolviendo a Dewey a la realidad.
Su atención se dirigió hacia Jules.
Jules sostenía un cigarrillo entre los dedos, con el rostro nublado por una amenaza tormentosa y las palabras impregnadas de impaciencia. —Eres el primero en ignorar mi advertencia.
Bajo su tono perezoso y despreocupado se escondía una amenaza escalofriante, como si lo hubieran sumergido de repente en agua helada, dejando a Dewey sin aliento.
Los ojos de Dewey brillaron con un atisbo de pánico.
El día que lo echaron del Grupo Ford, se topó con Jules en la calle.
Sin andarse con rodeos, Jules le advirtió: «Si vuelves a aparecer delante de Corrine, la familia Holland irá a la quiebra».
Esa amenaza había permanecido en su mente como una sombra que no se desvanecía.
Pero la gente olvida, especialmente cuando no hay consecuencias reales.
Dewey creía que ser el padre de Corrine le daba cierta protección. Pensaba que la familia Ford no actuaría en su contra, por miedo a que Corrine pareciera despiadada.
Estaba seguro de que hoy todo saldría como él quería. Creía que Corrine no tendría más remedio que ceder.
Pero había malinterpretado su frialdad y sobreestimado su propio valor.
Corrine ya no era la misma chica que en su día se tragaba sus abusos en silencio. Hacía tiempo que había dejado de verlo como su padre.
Dewey creía que aún tenía poder. Pero la verdad era que lo había perdido todo el día que Corrine abandonó a la familia Holland.
Jules lo vio claramente. —¿De verdad crees que ser el padre de Corrine impedirá que la familia Ford se ocupe de ti?
El pánico volvió a aparecer en los ojos de Dewey.
Jules exhaló una bocanada de humo gris y esbozó una sonrisa de complicidad. —La familia Holland sigue en Pinetree City gracias a mi tía. No porque la familia Ford te tema.
Con una mueca de desprecio, Jules miró a Dewey. —A la familia Ford no le preocupa que la consideren despiadada.
Esas palabras le golpearon como un puñetazo. La confianza de Dewey se hizo añicos.
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