El gran regreso de la heredera despechada - Capítulo 1491
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Capítulo 1491:
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Hoy estaba decidido a quebrantar su espíritu de una vez por todas. Quería descubrir si su obstinada voluntad podría soportar el castigo que había planeado.
Los hombres de negro evaluaron a Corrine con miradas cautelosas. Al fin y al cabo, no parecía más que una mujer inofensiva, delicada como un gatito, y con el poderoso respaldo de la familia Ford, dudaban en cruzar ciertas líneas.
Sin embargo, cuando Corrine se defendió, golpeó con una precisión despiadada.
En cuestión de segundos, había acabado con todo el grupo de matones torpes, dejándolos tirados en el suelo.
Con calma, se sacudió el polvo de los pantalones y levantó la mirada para encontrarse con la expresión de sorpresa de Dewey. —Ninguna de las personas que contratas está a la altura —se burló.
—¡Tú! —Dewey señaló a Corrine con un dedo acusador, todo su cuerpo temblando de rabia incontenible.
—La empresa de la familia Holland se enfrenta a una rectificación y a préstamos bancarios cada vez mayores —afirmó Corrine, midiendo y deliberando cada palabra.
Cada sílaba caía como una cuchilla helada que rasgaba la carne expuesta. «Un solo paso en falso ahora podría llevarnos a un punto sin retorno».
Continuó, bajando la voz hasta convertirla en un susurro escalofriante: «La familia Holland se ha convertido en una de las familias más elitistas de Pinetree City gracias a tus incansables esfuerzos, así que ten cuidado ahora, o todos tus años de duro trabajo podrían ser en vano».
A medida que sus palabras calaban en él, Dewey sintió un escalofrío paralizante recorrer su cuerpo, como si la sangre se le hubiera cristalizado en las venas.
Corrine lo miró con fría indiferencia. «Un último consejo: no me provoques de nuevo».
Mientras tanto, el coche de Corrine, que había sido visto circulando a gran velocidad y saltándose varios semáforos en rojo, había atraído la atención generalizada en las redes sociales.
Al enterarse de la noticia, Nate llamó frenéticamente a Corrine, y cada tono sin respuesta le hacía perder la compostura.
La llamada de Moses cortó su pánico, y el hombre le informó brevemente de la situación.
Con el corazón a mil, Nate lo dejó todo y atravesó la ciudad a toda velocidad hacia el destartalado edificio donde le esperaba el destino.
Jules apareció en el mismo lugar y sus miradas se cruzaron con temor. Cerraron las puertas con urgencia y corrieron hacia el edificio.
—En la fiesta, Dewey finalmente descubrió que Corrine era la heredera de Ford —dijo Jules con voz afilada—. Eliminé la amenaza de inmediato, pero parece que su venganza se intensificó y la atacó cuando menos lo esperaba.
En el fondo, sus temores no se centraban en que Corrine sufriera a manos de Dewey, sino en la amenaza letal de que ese vehículo fugitivo la atropellara. Se dio cuenta de que su indulgencia había tejido la trama de la peligrosa confrontación de ese día.
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