El gran regreso de la heredera despechada - Capítulo 1482
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Capítulo 1482:
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Corrine se quedó paralizada, un poco aturdida por la repentina teatralidad. Lanzó una mirada de reojo a Jules, con una expresión que decía: ¿Era eso realmente necesario?
Jules solo se encogió de hombros con aire impotente, respondiendo a su mirada con otra: «¿Y cómo es culpa mía exactamente?».
Corrine levantó la mano y acarició suavemente la cabeza de Eaton, pero su tono era severo. «Suenas exactamente como una mujer enamorada que regaña a su ex por haberla engañado».
Una mirada de desprecio cruzó el rostro de Eaton. «Quien acaba con un aguafiestas como Jules debe estar pagando por los pecados de una vida pasada».
Los ojos de Corrine brillaron con una sonrisa cómplice. Pagar por los pecados de una vida pasada… No era la peor descripción.
—Ahora solo queda una sustancia —intervino Jules.
—Sí y no —respondió Eaton, esbozando una sonrisa torcida—. Técnicamente, esta última muestra no es un compuesto único. Según mi análisis, es un compuesto, probablemente formado por diez materiales distintos, quizá más.
La expresión de Jules se ensombreció al instante. —Eso… se aleja mucho de nuestra hipótesis original.
No era solo una desviación, sino que echaba por tierra la teoría en la que habían trabajado durante tres años.
Lo que creían que eran cuatro toxinas distintas se había convertido en algo mucho más complejo, con múltiples capas. Su calendario previsto para encontrar una cura acababa de hacerse añicos.
Al principio, habían esperado que descifrar esas cuatro sustancias fuera suficiente para sintetizar un antídoto completo, algo capaz de suprimir las toxinas que aún causaban estragos en el interior de Corrine. Pero ahora, esa esperanza se había desvanecido.
Nadie podía decir cuánto tiempo llevaría descodificar todas las sustancias. Y lo que era aún más urgente, nadie podía decir si Corrine disponía de tanto tiempo.
Eaton comprendía lo cruel que era el descubrimiento.
Hizo una pausa y, tras exhalar profundamente, habló lentamente. —Probamos una teoría tras otra, realizamos innumerables simulaciones. Incluso experimentamos con miles de ingredientes medicinales de la base de datos mundial, pero nada funcionó. Todos los intentos fracasaron.
Sus pensamientos se desviaron hacia su reciente reunión con el escurridizo y legendario Jonathan Martel.
A veces, parecía que el universo estaba jugando al ajedrez con ellos. Otras veces, parecía que simplemente estaba limpiando el desastre que él mismo había causado.
Las acciones tienen consecuencias.
Bajó la mirada, con un tono de voz teñido de un ligero arrepentimiento. «Debería haberlo visto venir. Fui descuidado».
Jules no respondió. Un cigarrillo colgaba de sus dedos, y finas volutas de humo se enroscaban alrededor de su rostro, ocultando cualquier emoción que se agitara en su interior. «Entonces… ¿cuánto tiempo llevará?».
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