El gran regreso de la heredera despechada - Capítulo 1417
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Capítulo 1417:
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—Encárense ustedes —respondió Nate con frialdad, mientras seguía hacia la salida con Corrine en brazos.
Dentro del coche, Corrine se soltó suavemente de él.
Se sentó en silencio, con su postura tan refinada y serena como siempre.
—¿Quieres descansar un rato? —le preguntó Nate.
Corrine se volvió hacia él, con expresión inexpresiva pero mirada fija. Sus ojos tenían una claridad soñadora mientras luchaba por mantenerse despierta, y la humedad que los bañaba le daba un aspecto algo vulnerable.
Sintiendo un nudo en la garganta, Nate se vio invadido por un inquieto anhelo que brillaba en lo más profundo de sus ojos. Unos instantes después, apartó la mirada y volvió a abrazar a Corrine.
Ella se acurrucó contra su hombro, hundiendo la cabeza en su cuello mientras respiraba profundamente. —Hueles de maravilla.
Su cálido aliento rozó el cuello de Nate, provocándole una oleada de tensión en todo el cuerpo. Tensó la mano y curvó los dedos sobre la rodilla.
Inhaló profundamente, con los ojos nublados por una intensa mezcla de emociones. Corrine apretó con más fuerza el cuello de Nate y volvió a respirar profundamente. —Huele realmente bien.
Ese simple gesto fue suficiente para romper el último vestigio de control de Nate, encendiendo una oleada de calor en su interior.
Nate la miró, con el brazo aún rodeándole la cintura con firmeza. Sus dedos se movieron lentamente a lo largo de la curva de su espalda, deliberadamente y sin prisas. Su voz sonó áspera y grave, cargada de deseo. —¿Te gusta cómo huele?
«Sí». Corrine acurrucó la cabeza en su cuello como un gato que se acurruca en busca de calor. «Me gusta mucho».
Nate la atrajo aún más hacia sí, apartando delicadamente un mechón de pelo de su sien para acariciar suavemente su mejilla. Una leve sonrisa apareció en sus labios mientras susurraba seductoramente: «Entonces podrás disfrutar de mi aroma toda la noche».
Desde los asientos delanteros, Saul y Mandy intercambiaron una mirada cómplice, sus sonrisas silenciosas transmitiendo sus pensamientos.
Les pareció un poco excesiva la demostración de afecto de Nate. Sin embargo, Corrine, ligeramente embriagada, parecía felizmente ajena a cualquier motivo oculto.
Sus ojos brillaban con picardía cuando respondió: «Entonces es una promesa».
Saul y Mandy permanecieron en silencio, pareciendo aceptar que la inocente había caído en la trampa.
El coche continuó su camino y finalmente se detuvo frente a la finca Celtis.
Nate se aflojó la corbata al entrar en la casa. Se desabrochó los dos botones superiores de la camisa, dejando al descubierto la fina línea de su clavícula. Luego se arremangó con gracia y naturalidad.
Se agachó, cogió un par de zapatillas y se arrodilló para ayudar a Corrine a cambiarse de calzado.
Al inclinarse, su camisa se abrió ligeramente, dejando entrever su pecho bien definido.
Los ojos de Corrine siguieron la línea de su cuello. Se le secó la garganta y la mirada se le oscureció, completamente hipnotizada.
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