El gran regreso de la heredera despechada - Capítulo 1413
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Capítulo 1413:
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Kinsley respiró hondo y enderezó la postura, esbozando una sonrisa cortés. —Hola, señor Hopkins.
Nate le dirigió una breve mirada, con expresión indescifrable. —¿La heredera del Grupo Financiero Universe?
Kinsley asintió. —Mi padre es Dayton Atkinson.
Nate la estudió durante un momento. —Si no me falla la memoria, Dayton tiene dos hijas.
Tomada por sorpresa, Kinsley volvió a asentir. —Sí. Soy la mayor. Mi padre está de vacaciones con mi hermana.
—Dele recuerdos de mi parte.
—Por supuesto.
Toda la interacción fue breve, formal y fría, dejando a Kinsley con una extraña sensación de peso sobre los hombros.
Este era Nate Hopkins, el miembro más joven de la familia Hopkins. Ni todo el encanto ni el estatus podían suavizar su intensidad natural. Estaba hecho para intimidar.
Poco después, los miembros de Red Flame se subieron a un coche. Corrine no los siguió, sino que se subió al coche de Nate.
Kinsley observó en silencio cómo el brazo de Nate rodeaba a Corrine en un gesto protector. Su corazón se encogió con una punzada de envidia.
Todas las mujeres querían ser protegidas por el hombre al que amaban con todo su ser.
Pero ella sabía que no tenía tanta suerte.
Su mirada se desvió lentamente hacia Vulture, que seguía sin darse cuenta, ciego a todo lo que ella sentía.
Los coches avanzaron hasta detenerse en Gourmet Spot.
Dentro de un comedor privado decorado al estilo tradicional, Vulture, Lone Ranger y Kinsley estaban sentados juntos, hojeando alegremente el menú y señalando los platos más caros.
Estaba claro como el agua: planeaban dejar a Nate sin un centavo. Pero Nate ni pestañeó.
Se sentó tranquilamente en el sofá junto a la ventana con Corrine a su lado. Cogió la cafetera y le sirvió una taza, mezclándose el aroma de los granos tostados con el resplandor del sol poniente.
—¿Te has quemado con Bryant? —le preguntó con delicadeza.
Corrine apoyó la barbilla en la mano y lo miró. La cálida luz dorada se filtraba por la ventana, suavizando los rasgos fríos de Nate. En ese momento, parecía tan sereno, tan increíblemente guapo.
—Soy tu futura esposa. ¿Cómo podría quemarme? —respondió Corrine—. Quizás lo enviaste para ponerme a prueba o para entrenarme. No podía defraudarte.
La verdad era que la decisión de trasladar la conferencia a Riverveille no había sido solo cosa de Bryant. Nate había contribuido a que se llevara a cabo. La presencia de Bryant en el evento no era una coincidencia, sino que había sido orquestada.
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