El gran regreso de la heredera despechada - Capítulo 1411
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1411:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
«Bueno, has mejorado un poco».
Vulture esbozó una sonrisa, hasta que Lone Ranger añadió: «Muy poco». Su sonrisa se congeló en su rostro.
Menudo golpe.
En ese momento, Corrine se acercó a ellos. «Id vosotros. Tengo que irme».
Sin esperar respuesta, se dio la vuelta y se alejó apresuradamente hacia la Zona B.
Vulture la observó mientras se marchaba, chasqueando la lengua. «Mírala, entrando así. No tiene ningún sentido de la moderación».
Lone Ranger se limitó a sonreír, sin decir nada.
En la Zona B del aparcamiento, los ojos de Corrine se fijaron al instante en un elegante Rolls-Royce negro.
Estaba aparcado a un lado como un depredador en reposo: inmóvil, silencioso, pero con una presencia inconfundible que inspiraba respeto.
La puerta del coche se abrió lentamente cuando ella se acercó.
Y entonces lo vio. Alto e imponente, con su habitual camisa negra y pantalones a medida, Nate salió del coche. Desprendía la misma elegancia fría y distante que siempre le hacía latir el corazón con fuerza.
No importaba cuánto tiempo hubiera pasado: cada vez que veía a Nate, era como enamorarse de él de nuevo.
Corrine respiró hondo para calmarse. Tenía tantas cosas que decirle, pero antes de que pudiera articular palabra, Nate la atrajo hacia sí.
El familiar aroma fresco y amaderado de él inundó sus sentidos. Una cálida ola de seguridad la envolvió mientras descansaba en sus brazos, con los brazos fuertemente envueltos alrededor de su cintura. Inhaló profundamente, una suave sonrisa se dibujó en los labios y cerró los ojos con tranquila alegría.
—¿En qué pensabas? —La profunda voz de Nate resonó en su pecho, llegando a los oídos de Corrine como un tamborileo constante que resonaba en su corazón.
Ella levantó lentamente la cabeza para mirarlo a los ojos. —Estaba pensando… que tú eres la persona de la que me enamoraría una y otra vez, siempre.
Esas palabras habían permanecido en su mente durante mucho tiempo. Ahora, al pronunciarlas, se dio cuenta de que no eran tan difíciles de decir como había pensado.
Al oírlas, algo se apretó dentro de Nate. Su corazón se aceleró, sus venas se encendieron con la emoción y sintió como si cada fibra de su ser estuviera sintonizada con ella.
La atrajo más hacia él, como si quisiera congelar ese momento en el tiempo y no soltarla nunca.
Preocupada por que pudiera empeorar su herida, Corrine se retorció ligeramente entre sus brazos y le preguntó en voz baja: «¿Cómo está tu herida?».
En lugar de responder, Nate le rozó suavemente el rabillo del ojo con los dedos, y su mirada oscura se intensificó, incapaz de ocultar la oleada de emociones que se agitaban en su interior.
Se inclinó, le dio un tierno beso en los labios y le susurró: «Te lo mostraré esta noche».
.
.
.