El gran regreso de la heredera despechada - Capítulo 14
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Capítulo 14:
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«Desapareció entonces. Bruce lo compartía todo». La vacuidad de las promesas resonó en su mente.
Lo que más le dolía era saber que el hombre al que había entregado su corazón nunca había creído realmente en su inocencia. ¿Había olvidado Bruce las verdaderas circunstancias de su secuestro? ¿Cómo había podido exponer su trauma más profundo tan descuidadamente, sin una pizca de compasión?
Los recuerdos de aquella noche en el callejón la abrumaron, provocando violentos temblores por todo su cuerpo. Sentía el corazón como una herida abierta expuesta a vientos huracanados, el frío penetrando en cada fibra de su ser.
Un golpe en la puerta la sacó de su doloroso ensueño. La figura de Nate llenaba el marco de la puerta y su inesperada presencia disipó su alarma inicial. No había previsto volver a verlo tan pronto, sobre todo en esos momentos de vulnerabilidad.
«¿Necesitabas… algo?» Corrine logró preguntar.
Nate entró en la sala con elegancia mesurada, con un traje impecable que demostraba un gusto refinado. La luz del sol de la tarde entraba por las ventanas, creando un aura dorada alrededor de su imponente presencia. La iluminación acentuaba su porte aristocrático, como si existiera en un reino distinto al del común de los mortales. Su mirada se fijó en el rostro de Corrine, notando el brillo revelador de las lágrimas no derramadas. El más leve surco apareció entre sus cejas.
«Deberíamos intercambiar información de contacto». Nate sacó su teléfono con práctica facilidad, navegando hasta su perfil de WhatsApp antes de extenderlo hacia Corrine.
«Avísame cuando estés libre para visitar a mi abuela».
Una sonrisa encantadora adornó los labios de Corrine mientras estudiaba su expresión seria.
«Ya que le di mi palabra a tu abuela, tengo la intención de mantenerla.»
«Sabía que cumplirías tu promesa», respondió Nate con calidez.
«Tu voluntad de pasar tiempo con ella, hacerla feliz y mostrar tanta amabilidad significa todo. Lo menos que puedo hacer es servirte de humilde chófer en mi agradecimiento».
Sus palabras, cargadas de auténtica gratitud, removieron algo en el corazón de Corrine. La confianza inquebrantable en su voz la conmovió profundamente.
Tras una breve contemplación, recuperó su teléfono y se conectó con Nate por WhatsApp.
«¿Te importaría compartir tu número de teléfono también?» aventuró Nate.
«Por si acaso se retrasan los mensajes de WhatsApp».
Corrine se quedó momentáneamente sin habla. Aunque intuía motivos ocultos detrás de su petición, la serenidad de Nate le impedía sospechar cualquier mala intención.
Soltando un tranquilo suspiro, compartió su número.
Nate marcó inmediatamente, esperando a que sonara su teléfono antes de finalizar la llamada.
«Ese es mi número, Srta. Holland. Por favor, guárdelo.»
Bajo su atenta mirada, Corrine cumplió.
«¿Algo más, Sr. Hopkins?»
Aunque sus intenciones seguían sin estar claras, su instinto le pedía cautela.
Nate, tan perspicaz como siempre, se dio cuenta de su deliberada distancia.
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