El gran regreso de la heredera despechada - Capítulo 1345
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Capítulo 1345:
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Y, sin embargo, las palabras de Bryant le carcomían por dentro.
Un animal desesperado, incluso un conejo inofensivo, muerde cuando se ve acorralado. ¿Y Emily? Ella no era un conejo. El orgullo corría por sus venas como el fuego.
Bryant estudió el silencio de Nolan, el sutil pliegue que se formaba entre sus cejas. Una sonrisa burlona se dibujó en los labios de Bryant. Al menos su hijo estaba escuchando.
Nolan era astuto, incluso calculador, pero tenía un defecto fatal. Su ansia por las mujeres. Esa era la correa que le rodeaba el cuello, la debilidad que le hacía predecible.
Bryant se reclinó en su asiento y su voz sonó fría como el acero. —Acaba con esto rápidamente.
Nolan exhaló y asintió secamente. —Entendido.
Tres días pasaron en un abrir y cerrar de ojos.
La cumbre había llegado a su fase final: el momento en que las empresas darían a conocer sus planes estratégicos y mostrarían las innovaciones que darían forma a su futuro.
Esa mañana, Corrine envió un mensaje a Nate, como siempre. Pasaron los minutos. No hubo respuesta.
Una leve arruga se formó en su frente. Nate siempre respondía de inmediato. ¿Podría haber pasado algo en Lyhaton?
Mandy entró en la habitación y vio la expresión preocupada de Corrine. Su corazón dio un vuelco nervioso antes de obligarse a mantener la compostura. —Señorita Holland, es hora de desayunar —anunció con voz firme.
Corrine asintió y guardó el teléfono en el bolsillo. —De acuerdo.
Mientras se sentaban a la mesa con su equipo en el comedor, Corrine rozaba de vez en cuando el teléfono con los dedos, comprobando si tenía algún mensaje. Seguía sin haber nada.
Entonces, el teléfono de Mandy vibró. Corrine volvió la cabeza. —Tu teléfono…
Antes de que pudiera terminar, Mandy se abalanzó sobre él. —¡Oh! Yo lo cojo.
Lo cogió, con los hombros rígidos. Un segundo después, exhaló, con un destello de alivio en los ojos. Solo era un mensaje spam.
Corrine entrecerró los ojos. —Estás muy nerviosa esta mañana.
Mandy apretó el teléfono con más fuerza. Por un instante, algo parecido al pánico se reflejó en sus ojos, pero rápidamente suavizó la expresión. —No es nada. Solo spam.
Corrine arqueó una ceja, pero no le dio importancia.
Aun así, entre el inusual silencio de Nate y el extraño comportamiento nervioso de Mandy, una cosa quedó dolorosamente clara. Le estaban ocultando algo.
Corrine fijó la mirada en Mandy durante un segundo. Luego, sin decir nada, dejó el cuchillo y el tenedor, tomó su café y preguntó con un tono demasiado casual para ser inocente: —¿Alguna noticia de Lyhaton?
—No —respondió Mandy casi demasiado rápido, con un tono seco e inmediato, sin dar tiempo a pensar en una respuesta.
Esa respuesta bastó para confirmar las sospechas de Corrine.
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