El gran regreso de la heredera despechada - Capítulo 1293
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Capítulo 1293:
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Nate estaba de pie en la puerta, vestido con un traje negro a medida. La oscuridad se aferraba a él como una sombra viviente, y su mirada aguda irradiaba una promesa silenciosa de violencia. Parecía un demonio surgido de las profundidades del infierno, y su voz cortaba el aire cargado como una espada. —Inténtalo y verás lo que pasa.
Su fría advertencia provocó un temblor invisible en la habitación.
Corrine se quedó paralizada durante un breve instante antes de acercarse a él con naturalidad, como atraída por una fuerza invisible.
Jonathan soltó una suave risa, con los ojos brillantes de diversión. —¿Ya has vuelto?
Corrine curvó ligeramente los dedos y desvió la mirada ante sus palabras.
Sin dudarlo, Nate le rodeó la cintura con un brazo, con un agarre firme pero protector. No era solo un gesto de posesión, era una declaración. Una promesa silenciosa de que nadie la apartaría de su lado.
Sin inmutarse, Jonathan se levantó de su asiento. Con un gesto perezoso de la mano, despidió a los guardias apostados junto a la puerta antes de dirigirse hacia la mesa. Sus dedos encontraron el cuchillo aún clavado en la madera, el mismo que Corrine había clavado antes.
Lo arrancó con un movimiento sencillo, rozando con el pulgar la hoja ligeramente doblada. Un silbido escapó de sus labios. —Tienes muy mal timing.
Nate ignoró el comentario, con la atención puesta en Corrine. Levantó una mano y acarició la mejilla de Corrine con la palma cálida, en un gesto suave pero posesivo. Sus siguientes palabras, aunque tranquilas, encierraban una promesa letal. —Da gracias de que tu negocio siga en pie.
Era más que una advertencia. Era un recordatorio de quién era él exactamente.
Jonathan no mordió el anzuelo, pero la irritación brilló tras su fachada serena. En lugar de arremeter contra él, soltó una risa seca. —Nate, eres mucho más tolerable cuando te callas.
Corrine puso los ojos en blanco. —Eso también se aplica a ti.
Jonathan se detuvo, momentáneamente desconcertado. Ella siempre tenía una forma de responder sin dudar.
Ver a Corrine tan cerca de Nate, tan natural a su lado, provocó una irritación inexplicable en el pecho de Jonathan. Con un movimiento brusco, clavó el cuchillo en la mesa. —Si te vas, vete —espetó—. Antes de que cambie de opinión.
Ver a Corrine con Nate le molestaba más de lo que quería admitir. ¿Qué veía ella en él? Ese hombre no era más que un bloque de hielo con una cara bonita.
Nate, imperturbable, lo miró fijamente con una mirada implacable. —Libera a Lone Ranger. —Sus palabras fueron tranquilas, pero cada sílaba cortaba como el cristal.
Jonathan soltó una risa sin humor, aunque su expresión se volvió gélida. —Tienes mucho descaro, exigiendo cosas en mi propio territorio.
Los ojos de Nate se oscurecieron y su postura se mantuvo firme. —Puedo ir más lejos. Pruébalos.
Jonathan permaneció en silencio, con la mirada fija en Nate.
La habitación se volvió sofocante con amenazas tácitas.
Se gestó un enfrentamiento mortal entre ellos, ninguno dispuesto a ceder.
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