El gran regreso de la heredera despechada - Capítulo 1264
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1264:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Si Corrine no lo hubiera detenido, Jules habría insistido en una prueba de paternidad. Jayden se quedó callado, posiblemente consciente de que había cometido un error o tal vez simplemente abrumado por lo absurdo de todo aquello.
Su breve momento de egoísmo casi le había costado todo, incluso la familia Ford.
El coche se llenó de silencio hasta que Corrine lo rompió. —Tío, ¿has tenido algún problema con Claude Lowell?
—¿Claude Lowell? —Jayden frunció el ceño y se quedó pensativo—. Desde que se mudó aquí, solo nos hemos cruzado fuera del trabajo. Nuestras responsabilidades están claras y bien diferenciadas.
Corrine asintió levemente.
Jayden arqueó una ceja y agudizó la mirada. —¿Está él detrás de este incidente? —preguntó con un deje de frialdad en la voz.
Si no hubiera ninguna relación, Corrine no habría sabido nada de esa persona. Y desde luego no lo habría mencionado sin motivo.
—No es nada, solo cotilleos. —Corrine sabía que Jayden era perspicaz y que no se dejaría engañar fácilmente. Pensó que lo mejor era ser sincera—. Pero, si te pasara algo, él podría ocupar fácilmente tu puesto, ¿no?
Sus palabras insinuaban el turbio mundo de la política y la traición en la oficina.
Corrine no intentaba ocultar nada. Simplemente no habían encontrado ninguna prueba sólida que relacionara a Claude con nada, a pesar de su investigación.
Si las afirmaciones de Barry sobre la riqueza y la influencia de Claude eran ciertas, entonces sus subordinados estarían dispuestos a actuar como sus peones para ganarse su favor.
Aunque sabían que este asunto estaba relacionado con Claude, no encontraban ni una sola pista.
Jayden se quedó callado después de oír eso. Se recostó en su asiento, con el rostro serio, y se quedó mirando por la ventana el paisaje que pasaba.
Finalmente, el coche se detuvo frente a la comisaría.
Una vez allí, Corrine y Jules se dirigieron directamente al despacho de Arion, mientras el personal acompañaba a Jayden a reunirse con Barry.
Se sentaron uno frente al otro. Ambos estaban a la misma altura, pero la diferencia entre ellos era notable.
Barry ya no parecía el erudito sereno de siempre. Su camisa blanca, que llevaba puesta desde hacía días, estaba manchada y amarillenta en los bordes. En contraste, el traje de Jayden, aunque ligeramente arrugado, seguía irradiando autoridad.
Jayden miró las esposas de Barry y esbozó una sonrisa fría. —De camino aquí, no dejaba de pensar en la historia del granjero y la víbora. Pero verte así me causa una impresión aún más fuerte.
Barry cruzó las manos y miró a Jayden con expresión inexpresiva.
Su calma hizo fruncir el ceño a Jayden. —¿Alguna vez pensaste que acabarías así cuando me tendiste la trampa?
—¿Has venido a restregármelo o esperas una confesión? —Barry suspiró suavemente—. ¿Tienes un cigarrillo?
Jayden lo miró fijamente durante un momento, lo pensó y luego se levantó. Sacó un paquete de cigarrillos del bolsillo y se lo entregó a Barry.
.
.
.