El gran regreso de la heredera despechada - Capítulo 1260
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1260:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
«¡No!», Barry rechazó la oferta de Corrine sin dudarlo. «¡Si quieren matarme, nada podrá detenerlos!».
Esas personas tenían un poder inmenso. Su vida no significaba nada para ellos.
«Si sigues callado, puede que acabe contigo yo misma». Corrine sonrió, con un tono casi juguetón. «Tengo muchas formas de hacerte hablar. ¿Lo que pasaste anoche? Eso fue solo un anticipo».
Amenaza o advertencia, daba igual. Esas palabras lo devolvieron a los horrores de la noche anterior. Su cuerpo se tensó. Apretó los puños. Sus ojos cautelosos no se apartaron de Corrine.
Ella se reclinó, apoyando la cabeza en una mano. Con la otra, tamborileaba ligeramente sobre el reposabrazos de la silla.
Cada golpecito coincidía con los latidos acelerados de su corazón, minando su compostura.
El silencio de Barry se prolongó. La paciencia de Corrine se agotó. Su expresión se ensombreció. —Esta vez, quien mueve los hilos no es Claude Lowell, el subdirector, ¿verdad?
Seis meses antes, Claude había asumido inesperadamente el cargo de subdirector. En poco tiempo, demostró sus impresionantes habilidades, derrocando a funcionarios corruptos y lidiando con casos de soborno. En solo medio año, había dejado una poderosa huella en la política.
Su pasado estaba envuelto en misterio. Ni siquiera el equipo de inteligencia de Red Flame había podido averiguar mucho, a pesar de sus esfuerzos.
Corrine no era ajena a las maniobras políticas, pero Jayden nunca debería haberse visto envuelto en ellas. Barry la miró, perdido en sus pensamientos.
Sus planes habían eludido al equipo de investigación, pero, para su sorpresa, no pudieron escapar de la aguda mirada de Corrine.
Estaba claro: nada se le escapaba.
Corrine miró a Barry y esbozó una leve sonrisa. —Tengo curiosidad, ¿qué te ofrecieron para que lo arriesgaras todo? Tu carrera, tu libertad… ¿mereció la pena?
Barry se quedó callado, aferrándose a la débil esperanza de que el silencio pudiera protegerlo. Creía que, mientras mantuviera los labios sellados, Corrine no podría revelarlo todo.
No debía de haber hecho bien sus deberes, o no estaría perdiendo el tiempo negociando con él de esa manera.
En ese momento, el teléfono de Corrine vibró en su bolsillo.
Sus ojos se desviaron por un instante antes de responder a la llamada. «Envía toda la información que hayas recopilado y envíala por correo electrónico de forma anónima al equipo de investigación». Luego, volviendo a mirar a Barry, añadió: «He oído que la familia Pérez está trabajando en la restauración del panteón familiar. Desde que te fuiste, los restos de tus padres han quedado sin una tumba digna. Ahora que has llegado a algo, quieren volver a enterrarlos. Pero si te pasa algo, ¿no crees que deshonrarán los restos de tus padres?».
Su tono era frío y objetivo, pero cada palabra golpeó a Barry como si fuera hielo.
Sabía muy bien que a esos parientes solo les importaba lo que podían obtener. Si se enteraban de que le había pasado algo, no tendrían ningún problema en pisotear cualquier sentido de la familia.
.
.
.