El gran regreso de la heredera despechada - Capítulo 1192
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1192:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Su mirada, casual pero penetrante, parecía burlarse de los planes cuidadosamente elaborados por Rosalie. El corazón de Rosalie dio un vuelco. De repente, se quedó sin palabras.
Recuperando la compostura, Rosalie asintió. —Entonces, comencemos.
Momentos después, Saul y Presley llegaron con una mesa, vasos para los dados y los dados. Siete personas se reunieron alrededor, cada una lanzando casualmente los dados a sus vasos y agitándolos con facilidad.
El sonido de los dados golpeando los vasos llenó el aire, un ruido agudo y rítmico.
Mientras todos los demás mantenían un aire relajado, Rosalie prácticamente brillaba con confianza mientras agitaba su vaso, la habilidad de sus movimientos delatando sus años de práctica.
Después de unos segundos, dejó el vaso sobre la mesa y recorrió la mesa con la mirada, con una sonrisa de satisfacción en los labios.
Por otro lado, se fijó en Corrine, que agitaba el vaso como una novata.
La sonrisa de Rosalie se amplió mientras bajaba la mirada para ocultar la burla que se dibujaba en la comisura de los labios. ¿De verdad Corrine pensaba que este juego era solo cuestión de suerte?
—¿Quién empieza? —preguntó Rosalie, con tono dulce pero cortés.
Al ver que nadie se ofrecía, añadió—: Como nadie dice nada, empezaré yo.
Con un gesto teatral, levantó la taza.
Herbert frunció el ceño al ver los tres seises, y una expresión de resignación se apoderó de él. —Tres seises. No me extraña que estés tan segura.
Rosalie se limitó a hacer un gesto con la mano para restarle importancia. —Herbert, si te lo pusiera fácil, no disfrutarías del juego, ¿verdad? —Le indicó con un gesto—. Adelante, abre tú.
Herbert reveló sus dados: un cinco y dos cuatros, que sumaban trece puntos. Los siguientes eran Zack y Moses, que obtuvieron catorce y once puntos, respectivamente.
Llegó el turno de Hawk, que con un gesto indiferente abrió su cerveza y luego el cubilete, revelando diecisiete puntos.
Su puntuación solo era superada por los dieciocho de Rosalie, lo que le aseguraba no perder la partida.
—Nate, señorita Holland, es su turno —dijo Rosalie, con una sonrisa más competitiva al mirar a Corrine.
Nate intercambió una mirada con Corrine y, con una sonrisa cómplice, ambos levantaron sus vasos de dados al unísono.
Los vasos se levantaron, revelando que tanto Nate como Corrine habían sacado exactamente diecisiete puntos.
«¡No puede ser! ¿Lo han planeado?», preguntó Herbert, mirándolos a ambos con los ojos muy abiertos, atónito al ver los números iguales.
Rosalie frunció el ceño y miró los dados que descansaban en los vasos.
Sus ojos se oscurecieron pensativos cuando se volvió hacia Corrine, estudiándola de cerca.
.
.
.