El gran regreso de la heredera despechada - Capítulo 1188
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1188:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Corrine exhaló bruscamente y empujó una piedra suelta con el pie. —Eso espero. Este viaje al Continente Independiente había suscitado muchas preguntas en su mente. Necesitaba respuestas, desesperadamente.
Mientras sus pensamientos se enredaban, se oyeron voces detrás de ella. Un ritmo familiar la hizo volverse.
Nate. Caminaba al frente del grupo, vestido de negro de pies a cabeza, con una presencia imponente y natural. Su camisa negra le quedaba como un guante. Con una mano en el bolsillo, se movía con una confianza despreocupada que hacía imposible ignorarlo.
Como si sintiera su mirada, levantó la cabeza.
Sus ojos se encontraron.
Sin dudarlo, Nate sacó la mano del bolsillo y se la tendió, en una invitación silenciosa. Una lenta sonrisa se dibujó en los labios de Corrine. Sin pensarlo dos veces, dio un paso adelante, atraída por él como la marea por la orilla.
Se olvidó por completo de Hawk.
Hawk soltó un suspiro exagerado y puso los ojos en blanco al ver que ella se había olvidado por completo de su presencia. «Increíble. El amor por encima de la amistad, así sin más».
Sacudió la cabeza. Durante el tiempo que pasó con los Red Flame, se habían prometido apoyarse mutuamente, en las buenas y en las malas.
Todas esas nobles declaraciones se esfumaron en el momento en que apareció un hombre guapo.
Los dedos de Nate se cerraron alrededor de los de Corrine en cuanto ella llegó a él, y sus manos encajaron con naturalidad.
Detrás de ellos, Rosalie los seguía en silencio, perdida en sus pensamientos.
Fragmentos de la conversación de Corrine con Karina se repitieron en su mente, cada uno de ellos agudizando su desdén.
Moses siempre había hablado muy bien de Corrine, defendiéndola en todo momento. Rosalie había dado por sentado que debía de ser una mujer extraordinaria. Pero ahora veía la verdad: Corrine no era más que una amante desechada que se aferraba al hombre de otra.
Había sido abandonada por otro hombre y, sin embargo, seguía persiguiendo a Nate sin vergüenza alguna. Qué patética.
Rosalie apretó los dedos mientras observaba sus manos entrelazadas, y su mirada se oscureció con malicia.
Corrine no merecía estar al lado de Nate. No merecía soñar con convertirse en la futura matriarca de la familia Hopkins.
¿Y Rosalie? Se aseguraría de que el mundo viera a Corrine tal y como era en realidad.
La fiesta de despedida parecía más una reunión informal que una despedida oficial.
Alrededor de la hoguera, la gente se relajaba en bancos de madera, bebiendo y charlando mientras un cordero entero se asaba lentamente en un asador.
El rico aroma ahumado de la barbacoa se mezclaba con el aire fresco de la noche, envolviendo a los asistentes en un calor embriagador.
Moses, de pie junto al fuego, se arremangó con un gesto teatral. Con destreza, cortó la carne chisporroteante en finas lonchas, cuyo jugo brillaba bajo el resplandor vacilante de las llamas.
.
.
.