El gran regreso de la heredera despechada - Capítulo 1167
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Capítulo 1167:
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«¿Has visitado alguna vez Forestvale?».
«Sí», respondió Nate. «Ya me lo has dicho antes».
La respuesta era la misma, pero la perspectiva de Corrine había cambiado. Ya no lo veía como una mera coincidencia o el destino. Esa noche, llegó a una conclusión diferente.
Su pulso se aceleró y sus dedos se crisparon ligeramente mientras respiraba con dificultad para calmarse. «Entonces, hace cinco años, cuando me vi envuelta en una pelea durante un entrenamiento en Forestvale y alguien me protegió toda la noche… Eras tú, ¿verdad?».
A pesar de su esfuerzo por mantener la compostura, un ligero temblor delató su nerviosismo. Al oír sus palabras, los labios de Nate esbozaron una sutil sonrisa y sus ojos brillaron con un destello indescifrable.
Ella no había olvidado realmente aquella noche. Simplemente nunca había esperado volver a cruzarse con él, nunca había imaginado que el hombre que una vez la había protegido estuviera ahora delante de ella.
Los dedos de Nate se entrelazaron con los de ella, con la voz tan tranquila como siempre. —En aquel entonces, las autoridades locales hacían la vista gorda y Forestvale se convirtió en un lugar donde no existía la ley. Era un escondite perfecto, hasta que me descubrieron antes de lo esperado. La situación era peligrosa y, justo cuando estaba escapando, me topé contigo. Ese momento quedó grabado en su memoria.
Bajo la tenue luz, ella estaba allí de pie, con el pelo hasta las orejas y una goma elástica de colores vivos alrededor de la muñeca.
Sus ojos grandes y expresivos asomaban bajo el flequillo, con una belleza que parecía abarcar el mundo entero.
Parecía un ciervo que se había adentrado en un campo de batalla: perdida, vulnerable, completamente fuera de lugar.
Nate nunca había sido de los que actuaban por sentimentalismo u ofrecían amabilidad sin motivo.
Nate tiró suavemente de Corrine hacia atrás y le susurró: «Túmbate y quédate quieta». La orden era sencilla, pero firme, sin dejar lugar a la resistencia.
Se acercó al intercomunicador y ordenó a los sirvientes que prepararan y sirvieran la cena.
Mientras esperaban, Corrine formuló la pregunta que llevaba tanto tiempo rondándole por la cabeza.
«¿Has estado alguna vez en Forestvale?».
«Sí», respondió Nate. «Ya me lo has dicho antes».
La respuesta era la misma, pero la perspectiva de Corrine había cambiado. Ya no lo veía como una mera coincidencia o el destino. Esa noche, llegó a una conclusión diferente.
Su pulso se aceleró y sus dedos se crisparon ligeramente mientras respiraba para calmarse. —Entonces, hace cinco años, cuando me vi envuelta en una pelea durante un entrenamiento en Forestvale y alguien me protegió toda la noche… Eras tú, ¿verdad?
A pesar de su esfuerzo por mantener la compostura, un ligero temblor delató su nerviosismo. Al oír sus palabras, los labios de Nate esbozaron una sutil sonrisa y sus ojos brillaron de forma indescifrable.
Ella no había olvidado realmente aquella noche. Simplemente nunca había esperado volver a cruzarse con él, nunca había imaginado que el hombre que una vez la había protegido estuviera ahora delante de ella.
Los dedos de Nate se entrelazaron con los de ella, con la voz tan serena como siempre. —En aquel entonces, las autoridades locales hacían la vista gorda y Forestvale se convirtió en un lugar donde no existía la ley. Era un escondite perfecto, hasta que me descubrieron antes de lo esperado. La situación era peligrosa y, justo cuando estaba escapando, me topé contigo. Ese momento quedó grabado en su memoria.
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