El gran regreso de la heredera despechada - Capítulo 1003
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Capítulo 1003:
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Parecía un hombre corpulento con un tutú, extraño y divertido.
—¿Subimos a echar un vistazo? —preguntó Nate.
Corrine asintió y le tomó de la mano mientras se dirigían a la cubierta. Pasaron por el salón, rodearon la cabina y se dirigieron directamente al comedor.
La mesa blanca estaba puesta con platos elegantes y un candelabro extravagante.
Corrine arqueó una ceja. —¿Una cena a la luz de las velas?
—¿No te gusta? —preguntó Nate, con un tono de incertidumbre en la voz. Era la primera vez que le pedía a una mujer que se casara con él y se sentía un poco fuera de su elemento. Había acudido a Moses en busca de consejo.
Pero cuando Moses le sugirió algo demasiado elaborado, Nate decidió optar por algo sencillo: una cena a la luz de las velas.
Corrine se acercó a la mesa, cogió una rosa roja sin pensarlo mucho, la olió ligeramente y se la colocó detrás de la oreja. —No me esperaba esto de ti —comentó.
En su mente, Nate siempre había sido distante y reservado, la última persona capaz de planear algo romántico o sorprendente.
Nate arqueó una ceja, se acercó y le apartó una silla. «Por favor, siéntate», dijo con un pequeño gesto de cabeza.
Su voz, profunda y cautivadora, le susurró al oído: «Nada es definitivo».
Al oír sus palabras, Corrine levantó la mirada instintivamente. Sabía exactamente lo que Nate quería decir. La gente podía cambiar.
Si alguien no estaba dispuesto a cambiar en absoluto, tal vez no te quería lo suficiente.
Al final del día, el sol se hundió lentamente en el horizonte.
El océano brillaba con rayos plateados, meciéndose suavemente con la brisa.
Dentro del yate, las velas parpadeaban, proyectando una luz suave y romántica. Corrine cortó su filete, mirando casualmente al hombre que tenía enfrente.
La tenue luz resaltaba los rasgos afilados de su rostro, haciéndolo parecer aún más llamativo y profundo. La luz de las velas suavizaba la intensidad de sus ojos.
—¿Qué te ha llevado a pedirme matrimonio tan de repente? —preguntó Corrine. Siempre había creído que la propuesta solo llegaría después de que Carl lo aceptara.
Nate la miró, con una pequeña sonrisa en los labios. —Como tengo pensado llevarte al Continente Independiente, ya no serás solo mi novia.
Quería que todo el mundo supiera que él era el apoyo incondicional de Corrine.
Pero más que eso, esperaba que durante el tiempo que pasaran juntos, Corrine nunca sintiera envidia de los demás y que cada momento con él estuviera lleno de alegría y significado.
Una mirada de sorpresa cruzó el rostro de Corrine. «Eres tan considerado que ni siquiera sé cómo corresponderte».
«Es fácil», dijo Nate con una sonrisa. «Solo entrégate a mí».
Pero en cuanto Corrine escuchó esas palabras, su mente se llenó de pensamientos bastante picantes. Se sonrojó y bajó rápidamente la mirada, concentrándose en su comida.
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