El gran regreso de la heredera despechada - Capítulo 1002
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1002:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Varios pensamientos cruzaron su mente. Pero cuando finalmente le quitaron la cinta y vio el vasto mar de flores, sus ojos aún no podían ocultar su sorpresa. Las rosas, en todos los tonos imaginables, lucían impresionantes bajo la luz del sol. Los acantilados rocosos, antes tan duros y monótonos, ahora parecían suaves y gentiles, gracias a las rosas que los adornaban.
El camino frente a Corrine también estaba bordeado de flores. La conmoción en su corazón aún no se había desvanecido cuando una ola de emoción y alegría pura la invadió, despertando sentimientos que apenas podía controlar. La sorpresa de alguien a quien amaba la hacía sentir abrumada y emocionada a la vez.
Corrine siempre había imaginado que su propuesta sería sencilla, nunca esperaba que Nate le preparara una sorpresa tan extravagante.
«¿Te gusta?», le preguntó Nate, tomándole la mano con fuerza.
Corrine se volvió hacia él, luchando por contener las lágrimas, y asintió con todas sus fuerzas. —Me encanta.
Las palabras no podían expresar lo que sentía, así que añadió: —Me encanta. Nate le secó las lágrimas con delicadeza. Luego, se inclinó lentamente y se arrodilló. —Corrine, ¿quieres casarte conmigo?
Era una pregunta sencilla, sin palabras grandilocuentes, pero le hizo saltar el corazón y luego latir con fuerza.
Un pensamiento cruzó por su mente: no hay mal que por bien no venga. Había habido un tiempo en el que Corrine no sentía más que desgracia, incluso pensaba que estaba maldita. Siempre la habían dejado atrás.
El día que conoció a Nate fue un día en el que la abandonaron. La mirada de Corrine se suavizó. Sus ojos claros brillaban, con un ligero velo de lágrimas, lo que la hacía aún más hermosa.
—¿Por qué lloras? —preguntó Nate, levantándose y frunciendo ligeramente el ceño, con el rostro lleno de preocupación. ¿No quería casarse con él? ¿O sentía que casarse con él era un sacrificio demasiado grande?
Corrine sollozó, apoyando la cara en su pecho y rodeándole el cuello con los brazos. —Pensaba que nunca volverías a hacer algo así por mí.
—¿Cómo podría no hacerlo? susurró Nate, acariciándole suavemente la espalda. —Si otras mujeres lo tienen, mi Corrine también debería tenerlo. Mi Corrine…
Esas palabras derribaron en un instante el muro que había construido alrededor de su corazón. Poniéndose de puntillas, le besó los labios. El beso fue suave y tierno, pero en él se contenía todo el calor de su afecto. —Gracias.
Se sentía agradecida por haber conocido a Nate, por todo el cariño y las sorpresas que le había dado.
Nate le sujetó suavemente la barbilla con los dedos. —Ya te lo he dicho, no acepto solo palabras.
—¿Te valdría si te diera toda mi vida? —Corrine lo miró con ternura, con los ojos brillantes, más brillantes que las estrellas—. ¡Trato hecho!
Nate le puso la mano en la nuca y se inclinó para besarla en los labios. El beso, suave y prolongado, hizo que una lágrima se deslizara por el rabillo del ojo de Corrine.
Que la persona que amaba le pidiera matrimonio fue como si hubiera ganado el mundo.
Corrine supuso que la sorpresa de Nate había terminado allí, hasta que vio el yate, cubierto de innumerables flores.
.
.
.