El Dolor de un Amor Perdido: Mentiras y despedidas - Capítulo 239
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 239:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
«¿Estabais juntos después de que me fuera?», pregunta Alexander, y yo frunzo el ceño.
«No, no… Quiero decir, me acosté con él el mismo día que rompiste conmigo. Pero no sabía quién era, y solo fue una noche», explico rápidamente.
Alexander entrecierra ligeramente los ojos, pero no me interrumpe. Entonces, con un suspiro profundo, le lo cuento todo. Le hablo del primer encuentro con Caelum, de los dos besos que compartí con él y de cómo cada una de mis decisiones creó una bola de nieve que se volvió incontrolable. Mi voz se quiebra en algunos momentos, pero sigo adelante porque sé que se merece saberlo todo.
«Si no hubiera roto contigo, si te hubiera dicho quién era hace cinco años, no estarías en esta situación, Aria…», dice Alexander con un tono de amargura en la voz.
«No es culpa tuya, Alexander. Los dos éramos jóvenes, yo era imprudente. ¿Quién iba a saber que ese hombre era el rey?», respondo con tono serio. «Perdóname por ocultártelo, es solo que… tenía miedo de perderte otra vez». Alexander me mira sorprendido, sus ojos azules brillan al encontrarse con los míos.
«¿Perderme? Aria», dice Alexander y se acerca a mí, acercando su mano a mi cara y acariciándome la mejilla. «Siempre seré tuyo, hasta que ya no me quieras». Su tacto contra mi piel, su tacto enciende mi corazón. Envuelvo mis brazos alrededor de su cuello, acercándolo más a mí. Cuando nuestros labios se encuentran, siento que el amor que compartimos se hace más fuerte, más profundo.
Yo pertenezco a Alexander y él me pertenece a mí.
«Necesito saberlo, ¿quieres casarte conmigo, Aria?», me pregunta Alexander al oído, y su voz me hace cosquillas en la oreja.
Sonrío, emocionada y sincera.
«¡Sí, acepto!», respondo con el corazón lleno de alegría. «Cuando te vi casi muerto en esa cabaña, recé para que volvieras conmigo. Que si volvías, te diría que sí».
«Aquí estoy, de vuelta contigo, mi amor». Alexander responde y me besa de nuevo. «Mi prometida».
Alexander y yo caminamos por la playa hacia mi trabajo, cogidos de la mano, y por fin me siento en paz con ello.
«Alex… las cosas siguen complicadas con Caelum», le confieso. «La razón por la que vine aquí fue para escapar de ese lado que todos tenéis, la nobleza. Caelum ve a los gemelos como herederos, y su esposa, la reina, los ve como una amenaza. Quiere matarlos a cualquier precio».
«Lo sé, Aria. Caelum está obsesionado con encontrarte y llevarte de vuelta a la capital. Seraphina ha desaparecido del mapa; no sabemos cuál será su próximo movimiento», responde Alexander. «Podemos huir; no me importa renunciar a mi título. Pero, Aria… no podemos seguir huyendo para siempre. Tenemos que encontrar una manera de ganar esto».
Asiento con la cabeza, pero no sé cómo hacerlo. ¿Cómo derrotamos a Seraphina y evitamos que Caelum se lleve a los gemelos y los convierta en trofeos para el reino? Al parecer, Alexander se da cuenta de mi ansiedad y preocupación, y me atrae hacia él y me abraza con ternura.
«Encontraremos una manera, te lo prometo, mi amor», me asegura Alexander.
Drave Frost, mi hermano mayor, ha regresado. No había pensado en él en años, desde que lo desterré del reino de Veridiana tras la muerte de nuestro padre. Drave Frost, siempre con sus ideas peligrosas, su visión del poder tan retorcida como él mismo. La idealización de un gobierno basado en la opresión y la fuerza bruta es una amenaza constante, y ahora esa amenaza se cierne sobre Aria. Sobre mis hijos.
.
.
.