El Dolor de un Amor Perdido: Mentiras y despedidas - Capítulo 144
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 144:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
El brillo de sus ojos es casi hipnótico, como un universo propio, y siento una emoción al saber que la luna llena traerá el poder necesario para mi venganza.
«Mi fiesta de cumpleaños será en luna llena», digo, con una sonrisa en los labios.
Siento crecer el placer morboso, un oscuro ardor que alimenta mi determinación, mientras el tacto de Karin me ancla en este deseo implacable.
Él sostiene mi mirada y responde con una voz cargada de orgullo y devoción.
«Entonces, no habrá mejor regalo para ti que este hechizo, Seraphina».
Su expresión es tan intensa que casi puedo sentir su satisfacción por concederme lo que deseo.
Él comprende mis ambiciones, mis rencores, y es precisamente ese entendimiento lo que me une a él.
Giro mi cuerpo, presionándolo contra las sábanas arrugadas, y siento cada fibra de mi ser gritar con la extraña alegría de tener a Karin aquí conmigo, compartiendo la misma sed de venganza y destrucción.
«Gracias, Karin», susurro, y siento la sinceridad en mi propia voz.
Este agradecimiento es mucho más que gratitud; es el reconocimiento de que él es, quizás, el único que realmente me entiende.
Mantengo su mirada, pero mi voz tiembla al pronunciar las siguientes palabras, que parecen pesar más que el hechizo del grimorio.
«Ojalá hubiera ido contigo aquella noche, hace meses… Ojalá hubiera podido dejar todo esto atrás, dejar Caelum, el título, y huir contigo».
«Pero…
Mi voz se debilita. Es una confesión dolorosa, y siento que al pronunciar estas palabras estoy arrancando algo de lo más profundo de mi ser.
Él, con una ternura que rara vez muestra, coloca su mano bajo mi barbilla y levanta mi mirada para encontrar la suya.
«Tienes un deber mayor que tu amor por mí, Seraphina», dice, y su suave voz transmite una sabiduría que hiere y reconforta al mismo tiempo.
La mención de Syltirion me trae recuerdos que siempre están latentes, como una herida que nunca cicatriza.
Mi reino, mi hogar.
La nostalgia me invade, junto con el creciente temor de que Syltirion, con toda su magia, pueda sucumbir.
«Nuestro reino se está quedando sin magia. La tierra se está debilitando. No sé cómo sobreviviremos los próximos años», concluye Karin, y el peso de sus palabras me golpea como una fría navaja.
Mi corazón se rompe al ver el estado de nuestro antiguo hogar y, al mismo tiempo, la determinación arde con más fuerza dentro de mí.
Cada célula de mi cuerpo se rebela contra la idea de que Syltirion se convierta en una tierra árida, sin vida y sin magia.
Miro a Karin y siento su dolor; él ve el sufrimiento de nuestro pueblo, siente la angustia que eso conlleva.
.
.
.