El Dolor de un Amor Perdido: Mentiras y despedidas - Capítulo 131
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 131:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
«Esta es la entrada del personal», explica Asher con un gesto de asentimiento. «Nunca utilizamos la entrada principal. Está reservada para los nobles». Asiento en silencio, absorbiendo cada nueva información.
«Recuerdo la primera vez que vine a trabajar aquí hace unos meses», digo, tratando de parecer despreocupada, pero los recuerdos de aquella ocasión me ponen un poco tensa. «Era el aniversario de boda del rey y la reina. Pero ahora todo parece diferente».
Asher vuelve a sonreír, esta vez con un destello de curiosidad en los ojos.
«Magia», responde, como si esa sola palabra lo explicara todo. «La reina Seraphina utilizó sus poderes para restaurar el castillo tras el ataque. De vez en cuando, cambia la decoración y reorganiza las habitaciones. Le gusta mantener el ambiente… renovado». La forma en que lo dice me intriga y, por un momento, mi mente se evade hacia el poder de la reina, imaginando la fuerza y el control necesarios para remodelar la estructura misma de un castillo.
«¿De verdad puede hacer eso?», pregunto, genuinamente impresionado.
Mis únicas experiencias con la magia siempre han sido modestas. De niño, recuerdo las ferias itinerantes a las que me llevaba mi madre. Allí, las hechiceras mostraban pequeños trucos sencillos, como hacer levitar macetas durante unos segundos o crear fuegos artificiales inofensivos. Nada que ver con reconstruir una fortaleza entera. Este tipo de poder, esta magnitud, está más allá de lo que puedo comprender.
Antes de que Asher pueda responder, siento una presencia fría detrás de mí, como si el aire mismo se hubiera desplazado. Una voz gélida y autoritaria atraviesa la atmósfera como una navaja afilada.
—Hay muchas cosas que puedo hacer, humano… ¡una de ellas fue salvar tu patética vida! —La voz de Seraphina me golpea como un puñetazo en el estómago, cada palabra rezuma desdén.
Todo mi cuerpo se paraliza, mis músculos se tensan mientras una ola de parálisis me invade. Asher, más rápido y acostumbrado a su presencia, se gira inmediatamente y hace una profunda reverencia. Intento imitar su gesto, pero mis movimientos son lentos y vacilantes, como si mi mente y mi cuerpo aún lucharan por procesar la intimidante presencia de la reina. Torpe, hago una reverencia, recordando todas las lecciones de etiqueta que he aprendido mientras servía a los nobles: bajar la cabeza, evitar el contacto visual… Me obligo a parecer sumiso, tratando de evitar el conflicto. Sin embargo, en mi interior, una mezcla de miedo y rabia comienza a agitarse.
—Su Majestad —dice Asher, con voz rebosante de respeto y un toque de sorpresa—. No sabía que estaría en esta parte del castillo hoy.
Intenta explicarse, enderezando la postura mientras habla. —Aria es la nueva empleada que el rey Caelum…
—Sé perfectamente quién es este gusano, Asher —lo interrumpe la reina, con voz fría como el hielo, cortando de raíz su intento de formalidad.
—Es indignante que mi esposo, el rey Caelum, te haya traído a mi casa —declaro con desdén en mi voz.
La rabia arde en mi pecho, abrasándome como brasas, mientras miro a Aria con absoluto desprecio.
Aria mantiene la cabeza gacha, encogida como un animal indefenso, y eso me complace. Quiero que esta humana muera. Ahora está delante de mí y solo tendría que estrangularla. Si no fuera por los problemas que causaría con Caelum, ya estaría tendida sin vida en el suelo de este mismo salón.
—Yo… yo no… —intenta balbuear la humana, con la voz apenas audible, temblando como una hoja al viento. Antes de que pueda pronunciar otra palabra, Asher, ese lacayo irritante, se apresura a intervenir.
.
.
.