El camino a reparar tu corazón - Capítulo 1063
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Capítulo 1063:
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«Si hubieras cooperado antes, no habrías sufrido tanto. ¿Recuerdas mis preguntas?».
Una voz familiar llenó la habitación del vídeo.
Era Tyrone.
El hombre cerró los ojos; su voz era ronca.
«Todo fue… ordenado por Blayze Fowler. Intentó usar un número desconocido, pero la señora Chávez no pudo recibir los mensajes. Así que me obligó a robar el teléfono del señor Williams. Me dijo exactamente lo que tenía que decir».
La voz del hombre coincidía con la de la llamada, pero ahora era débil y quebrada.
El tono de Tyrone se endureció.
—¿Cómo lo sabía? ¿De dónde son esas fotos?
Durante un tiempo, Tyrone supuso que el hombre trabajaba para Kira. Pero ahora, Blayze era el nexo de unión.
—No lo sé —admitió el hombre—. Pero sí sé que Mason no es el hijo de Sabrina.
—¿Cómo lo sabes? —insistió Tyrone.
—Hace unos meses, Blayze me ordenó que encontrara a un niño en Filadelfia que se ajustara a una edad y apariencia específicas. Cuanto peores fueran las circunstancias, mejor. Busqué durante más de un mes antes de encontrar a Mason. Encajaba en los criterios. Entonces… ayudé a falsificar la prueba de paternidad.
Tyrone se detuvo.
—Si Mason es falso, ¿dónde está el verdadero hijo de Sabrina?
El hombre negó con la cabeza.
—No lo sé.
—¿Lo sabe Blayze?
—Probablemente no —respondió el hombre con voz ronca—. Si lo supiera, no habría necesitado un sustituto.
El vídeo se cortó de golpe.
Sabrina se quedó paralizada, con la mano temblorosa, mientras capturaba una captura de pantalla del rostro del hombre y se la enviaba a Darren.
Minutos más tarde, Darren confirmó que se trataba efectivamente del ladrón del teléfono.
La mente de Sabrina iba a toda velocidad.
Si Mason no era su hijo biológico, ¿qué le había pasado al verdadero?
Al principio, Mason no había sido más que una obligación, un niño al que visitaba por deber maternal. Pero con el tiempo, se había encariñado con él. Era dulce, inteligente y amable. Y ahora… no era suyo.
Una ola de agotamiento invadió a Sabrina.
Por un instante, pensó en dejarlo ir.
Pero en el fondo, una voz le susurró: «Tú le diste la vida. Tienes que encontrarlo. En algún lugar, puede que esté luchando. Esperando».
Nunca encontraría la paz hasta que lo trajera a casa.
El teléfono de Sabrina sonó. La voz de Tyrone era firme, pero con un tono de preocupación.
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