El ascenso de la Luna fea - Capítulo 321
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Capítulo 321:
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Una nueva ira me invadió al recordar lo que hizo y lo mucho que afectó a Jaris.
«¿Te refieres a aquella vez en la que intentaste provocar a tu hermano? Sí, nos reconciliamos. Ya sabes, es fácil ser comprensivo cuando te importa alguien». No se me escapó cómo se desvaneció su sonrisa. Me habría hecho sonreír si no estuviera tan asustado y nervioso en ese momento.
Pasaron unos segundos. Se bebió la mitad de su copa de vino.
«¿Qué ves en él, eh?». Frunció el ceño con curiosidad. «¿Qué ven todos en él?».
Cada instante que pasaba envolvía el momento en una tristeza más profunda. Ya no estaba solo bromeando; estaba siendo dolorosamente sincero.
«Se suponía que yo debía ser mejor que él. O, al menos, debíamos ser iguales. Desde pequeño, Jaris siempre ha tenido todo lo que yo quería: el control, el apoyo del pueblo. Ahora está a punto de convertirse en rey, un puesto que siempre he deseado».
Me miró de arriba abajo. «Tiene familia. Hijos». Siseó la última palabra. «¡Creía que no podía tener hijos! Igual que yo. Pero, como siempre, él es diferente».
¿Qué? ¿Caden no podía tener hijos?
«Llámame resentido, pero lo quiero todo». Se rió y se bebió el vaso de un trago. «Quiero todo lo que tiene mi hermano y lo voy a conseguir».
Quizás si se tratara de otra persona, me habría dado pena. Pero viniendo de Caden, no sentí nada, no después de lo que había hecho.
Jaris no pidió nacer diferente. No pidió tener el control y el apoyo de la gente. Ni él ni las personas que lo rodeaban merecían sufrir por ello. Retrocedí cuando…
Caden se levantó y se dirigió hacia mí. Parecía más peligroso, lo que me hizo dar un paso atrás.
Me obligué a dejar de moverme y me quedé quieta hasta que estuvo frente a mí. Sus ojos se posaron en mi copa llena de vino. —No has tocado tu bebida.
Un nuevo temor se apoderó de mí. Veía que se estaba cansando de hablar y quería actuar. Era el momento de salir de allí.
Sin más dilación, le tiré el vino a la cara, le rompí la copa en la cabeza y corrí hacia la puerta mientras él siseaba detrás de mí.
ɴσνєʟα𝓼4ƒαɴ.c〇m – ¡échale un vistazo!
Lo habría conseguido, por Dios, lo habría conseguido, si la puerta no hubiera estado cerrada con llave cuando llegué a ella.
No. No.
Giré la perilla una y otra vez, pero no se abría. No había visto a Caden cerrarla con llave cuando entré, así que, ¿por qué no podía abrirla?
Me invadió el miedo, cada fibra de mi cuerpo temblaba mientras me daba la vuelta para enfrentarme a él, con la espalda pegada a la puerta. Le sangraba un lado de la cabeza y tenía los dedos manchados de sangre.
Iba a matarme.
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