El arte del sexo - Capítulo 122
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Capítulo 122:
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El chico se sorprende por su demanda.
– ¿La despediste? -pregunta atónito a lo que su padre levanta la mirada.
– Ya no trabaja para esta empresa -contesta fríamente.
Connor no daba crédito a sus palabras, era increíble que despidiera a esa castaña de la noche a la mañana. Entonces, eso significaba que ella y él no tenían nada. Su padre se cansó de las faltas de esa mujer y por eso la despidió.
Sin embargo, seguían algunos cabos sueltos en todo aquello. De pronto el joven visualiza algo inusual en los dedos de su padre, era una argolla plateada que simbolizaba algo que él no quería creer.
No obstante, no dice una sola palabra al respecto.
– Muy bien, le ordenare a mi secretaria que busque una nueva empleada para ti.
Y con aquellas palabras Connor se da la vuelta para salir de la oficina de su padre. Pero en sus pensamientos ronda algo que lo mantiene inquieto, y esa impaciencia le comienza a preocupar más de la cuenta. EI CEO suelta el aliento mientras se encamina con pasos firmes hasta su oficina. Al ver a la pelirroja se detiene delante de su escritorio.
– Consigue una nueva secretaria para mi padre, ¡y que sea eficiente!
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– Claro…
Se da la vuelta regresando por donde venía.
– ¿A dónde vas? Tienes una reunión en dos horas con tu padre -la mujer le grita.
– Él puede encargarse solo, por eso es el dueño de todo esto, yo iré a confirmar ciertas cosas.
La pelirroja frunce el ceño por la respuesta de su jefe.
EI CEO se sube al coche y conduce de prisa, iba pensando exclusivamente en esa argolla que su padre llevaba puesta en el dedo. Niega puesto que no cree que él hizo lo que estaba pensando.
– No es posible que lo hiciera, no tiene sentido -sonríe un poco.
Acelera el coche cuando divisa la mansión de su padre a lo lejos, como tiene llaves de esta abre la puerta la de entrada e introduce el auto. Al bajarse del carro observa la casa fijamente.
Frunce el ceño y decide caminar hasta el interior de esta, abre la puerta como lo hizo todo el tiempo que su padre estuvo fuera, pero no ve a nadie en la residencia.
– ¡Oh! Joven Gershon, no lo esperaba… su padre no se encuentra.
– ¿Está sola en casa? -le pregunta a la mujer del servicio.
La mujer se lo piensa un momento.
– No joven, la señora está en casa.
– ¿La señora? -repite.
Y justo en ese instante el CEO ve a la secretaria de su padre bajar por las escaleras distraída leyendo algo. Cuando alza la vista se detiene al percatarse de su presencia.
– ¿Tu eres la señora?
– Connor… -musita algo temerosa.
El chico enfoca la mano de la castaña divisando una argolla parecida a la que su padre lleva en su dedo y esta iba acompañada de un gran diamante. No existían dudas de que esa mujer era la esposa de su padre.
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