El arte del sexo - Capítulo 110
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Capítulo 110:
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La castaña se sentía como si estuviera en un cuento de hadas y Michele siendo el hombre perfecto para ella, pero la realidad era que su relación no tenía futuro y eso era algo que no debía olvidar.
[…]
Por la mañana cuando Michele despertó Daviana seguía profundamente dormida. Se pone en pie para bajar a la cocina a por un poco de café.
La noche con Daviana había sido increíble, mientras baja las escaleras no dejaba de pensar en lo que ambos hicieron. Esa mujer lo enloquecía, y estar con ella le gustaba mucho. Sonríe mientras prepara café.
Esa emoción que sentía al saber que ella estaba con él era apasionante. Luego piensa en la parte de cuando Daviana le dijera para finalizar ese convenio sexual. No había pensado en esa posibilidad, una que muy probablemente sucediera.
Michele aplana los labios entre tanto busca una solución para ese problema.
[…]
Novela corregida completa, en hispanovelas;com.
Daviana al despertar se da cuenta de que estaba sola en la cama, pero el aroma a café impregnaba toda la habitación. Así que se imaginó que Michele estaría abajo preparando algo de café.
La castaña se abraza a sí misma al recordar lo que compartió con Michele la noche anterior, pero luego niega y piensa que ya no debe seguir pensando en esos sentimientos hacia Michele, sin embargo, mientras siguiera cogiendo con él no dejaría de estar enamorada.
– Joder, necesito ocupar la mente en algo más.
Quita la cobija para ponerse en pie y buscar algo de ropa. Ocuparía su día para dedicárselo a su hermano quien en realidad era la persona que merecía su atención.
Al estar lista la castaña baja por las escaleras escuchando ruido en la cocina, se encamina hasta la misma para encontrar a Michele sentado en la mesa del comedor tomando café mientras revisaba su ordenador.
Él levanta la mirada para verla y frunce el ceño.
– ¿Vas a algún lado? -en ese instante la señora del servicio ingresa en el comedor con el desayuno.
– Sí, quiero ir a ver a Arthur -el CEO guarda silencio un momento.
– De acuerdo, yo te llevare luego de que desayunemos.
Ella asiente para luego caminar hasta la mesa sentándose a su lado.
– ¿Has dormido bien?
– Sí, ¿y tú? Te has despertado muy temprano.
– Tengo unos asuntos que resolver, quiero tener todo en orden para mañana.
– Prometo poner orden mañana en la oficina.
Michele la observa fijamente, esa mañana parecía un poco extraña.
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