El arte del sexo - Capítulo 103
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Capítulo 103:
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El corazón de Daviana explota, la forma en la que la estaba mirando le dio cierto miedo.
Pero era como un temor a lo que él pudiera hacer, y se refería a la parte de que Michele se lo pensara y decidiera dejarla libre para que hiciera su vida con otra persona por no querer involucrarse de manera seria con ella.
Pero lo que desconocía era que ella estaba enamorada era de él y de nadie más.
-No me gusta Gael, solo es el doctor de mi hermano y eso es todo. Nunca le di pie para que sintiera nada por mí.
– ¿Segura de eso? -Michele la sujeta por el codo al preguntarle.
– Si lo estoy diciendo es por algo, no veo razón para que tomes esta actitud hacia mí.
– ¿Y esa deuda? ¿Por qué demonios no me has contado nada de eso?, te he preguntado si no tenías ningún otro tipo de problemas y me has salido con un no. Ahora resulta que le debes a ese sujeto.
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Daviana pestañea varias veces.
– Esa deuda es asunto mío, ya has estado
haciendo mucho con todo lo que haces por Arthur.
Michele aprieta la mandíbula y termina por soltarla con un poco de violencia. Ella seguía sin decirle toda la verdad, no confiaba en él como para contarle que le debía a ese maldito doctor.
– ¿Qué más me estas ocultando? -su pregunta la tensa de inmediato.
– Nada más… -miente.
No le confesaría lo que sentía por él, y mucho menos lo que el estúpido de su hijo intento hacer con ella. De todos modos, ya estaba pensando en dejar ese trabajo, cuando Arthur estuviera mejor y saliera de riesgo.
El trato con Michele se terminaría y ella pensaba quedarse en esa compañía para seguir siendo la secretaria de un hombre que amaba y que no le correspondía, y menos para estar bajo los acosos del hijo de ese hombre.
Lo mejor es que dejara todo atrás cuando tuviera la oportunidad de hacerlo. De igual forma sospechaba que Michele se iría muy pronto del país, tal cual como Connor decía.
– ¡Mientes! -Daviana trata de mantenerle la mirada, pero esos ojos verdes manchados la enloquecían.
Michele se da la vuelta para salir por donde ingreso, Daviana lo ve alejarse hasta que cierra la puerta bruscamente. Ella pestañea reiteradas veces y luego suelta un suspiro.
[…]
Los celos estaban acabando con la paciencia de Michele, era increíble que después de tanto tiempo sintiera celos de una mujer. Después de su separación con su exesposa nunca más sintió la necesidad de celar a otra mujer.
Y la razón era porque a ninguna la tomaba en serio, pero con Daviana la cosa era diferente.
Ella era distinta a todas esa con las que se involucró, era sencilla y tan natural. Y esa jodida inocencia lo enloquecía por completo.
Estaba acabado.
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