El arrepentimiento de mi exesposo - Capítulo 975
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Capítulo 975:
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¿Qué le había pasado a Ofelia? Por qué parecía que la habían traído a la fuerza de vuelta a la casa de su familia?
Más importante aún, el mayordomo de la familia Higgins tenía una expresión sombría en su rostro. ¿Qué podía haber pasado en la mansión Higgins?
Aunque curiosos y confusos, sabían que no debían expresar sus preguntas.
Trey empujó a Ofelia al salón.
Daren estaba allí, con las cejas ligeramente fruncidas mientras leía un informe. Ophelia vio su oportunidad. Todo el resentimiento que había acumulado en casa de sus suegros estalló de golpe.
Se dio la vuelta y miró a Trey. Su hermano estaba aquí y ésta era su casa. ¿Qué tenía que temer?
«¡Daren!», gritó, con la voz cargada de emoción. «¡Dile a este humilde sirviente que me suelte!».
Daren levantó la cabeza y frunció el ceño. Se tomó un momento para procesar la imagen que tenía ante sí: su hermana sujeta por dos sirvientes de la familia Higgins, con las manos atadas a la espalda y el rostro retorcido por la miseria.
La expresión de Daren se ensombreció. Estaban en territorio de la familia Johnson.
¿Cómo se atrevían a tratar así a su hermana?
Dejó el informe sobre la mesita y se levantó.
La familia Higgins había ido demasiado lejos esta vez. ¿Por quién tomaban a Ophelia y al resto de la familia Johnson? Jarrett podía ser el que mandaba en la familia Higgins en ese momento, ¡pero eso no le daba derecho a abusar de Ophelia!
«¿Qué significa esto?» exigió Daren, con la voz aguda por la indignación. «¿Crees que puedes intimidar a la familia Johnson como te dé la gana?».
Trey ni pestañeó, pero se permitió una sonrisa fría y sin humor. Incluso hizo una pequeña reverencia.
«Por favor, cálmese, señor Johnson. La familia Higgins no alberga tal mala voluntad. Sin embargo, lo que ha hecho su hermana puede requerir cierta reflexión por su parte».
A Daren le dio un vuelco el corazón y se le pasó un poco el enfado.
¿Qué quería decir Trey?
Volvió la mirada hacia su hermana.
El pánico de Ofelia era evidente. Sacudió frenéticamente la cabeza, con las lágrimas corriéndole libremente por las mejillas. «¡Yo no he hecho nada!»
En ese momento, los labios de Daren se pusieron en una línea dura. Parecía que la situación era más complicada de lo que había pensado en un principio. Tras ver el pánico de su hermana y la resolución de Trey, reprimió su indignación y trató de evaluar el asunto desde una perspectiva clara.
«Ofelia, dime la verdad», dijo Daren en un tono más suave. «¿Qué hiciste exactamente?».
El corazón de Ofelia se hundió en un abismo. Su hermano no la creía… ¿Estaba a punto de ponerse del lado de la familia Higgins y condenarla a ella también? Una nueva oleada de frustración surgió en su interior.
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