El arrepentimiento de mi exesposo - Capítulo 947
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Capítulo 947:
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La perspectiva de que su recién descubierto nieto sufriera algún daño representaba un riesgo intolerable para sus ambiciones dinásticas.
Una vez pronunciados sus imperativos, Rodger reconoció su propia autoridad con una inclinación de cabeza satisfecha. Se ajustó meticulosamente la corbata de seda, visiblemente satisfecho con este inesperado giro de los acontecimientos, y luego salió con paso decidido de la estéril cámara del hospital.
El aire antiséptico flotaba pesadamente entre Sadie y Nathan, ahora los únicos ocupantes de la habitación.
Sadie seguía envuelta en una niebla cognitiva, pues la sorprendente revelación de Rodger le había asestado un golpe psicológico más potente que su dolencia física.
¿Estaba embarazada? ¿Cómo se le había escapado tan trascendental acontecimiento? Su cuerpo no le había dado señales evidentes de que aquello le iba a cambiar la vida.
Sus ojos desenfocados se desviaron lánguidamente hacia la figura aprensiva de Nathan.
Cuando sus miradas se cruzaron, los rasgos de Nathan se transformaron en una expresión de incomodidad culpable.
Inclinó el cuerpo hacia ella y su voz se convirtió en un susurro. «Sadie… el embarazo es real. La confirmación médica sitúa la concepción hace poco más de cuatro semanas. Con mi padre presente, fabriqué las falsedades necesarias únicamente para disipar sus sospechas». Su mano se desplazó nerviosa para masajear los tensos músculos de su nuca, la incomodidad irradiaba por cada poro. «Reclamé la paternidad de su hijo». La declaración había surgido de una improvisación desesperada, una barrera apresurada erigida contra el tsunami de las posibles maquinaciones de Rodger.
El ceño de Sadie se frunció profundamente. La boca de Nathan siguió formando palabras, pero se disolvieron en vibraciones sin sentido antes de llegar a su conciencia.
Con la intuición primitiva guiando sus movimientos, sus dedos temblorosos ascendieron para descansar de forma protectora sobre el plano aún plano de su abdomen. ¿Podría estar formándose otra frágil existencia en su vientre? ¿El embarazo había vuelto a visitarla? ¿Y la concepción se había producido apenas cuatro semanas antes?
Los recuerdos asaltaron su conciencia con una claridad brutal: los rasgos ocultos de Noé, la electricidad abrasadora de sus caricias íntimas… cada sensación recorría su mente con una intensidad despiadada.
Esta vida embrionaria llevaba la huella genética de Noah.
Los delicados dedos de Sadie se contrajeron en apretados puños mientras una vorágine de emociones contradictorias se apoderaba de sus facultades.
¿Cómo había podido el destino urdir una complicación tan devastadora? Noah ya estaba casado con Hailey, e inminentemente darían la bienvenida a su propia descendencia. ¿Qué significado podía tener su embarazo paralelo en aquella maraña?
Nathan observó la transformación de sus facciones. Evidentemente, su elaborada justificación no había logrado penetrar en la fortaleza de su introspección.
«Sadie, tu bienestar físico debe seguir siendo primordial. Reserva estas complejas contemplaciones para cuando tu cuerpo recupere la fuerza».
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