El arrepentimiento de mi exesposo - Capítulo 937
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Capítulo 937:
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Las facciones de Forest se contorsionaron con rabia, su postura cambió como si estuviera dispuesto a defender físicamente el honor de su hija.
Noah levantó deliberadamente la mirada, con un desprecio ártico brillando en sus ojos. Soltó una risita suave y burlona que cortó la tensión.
«Señor Burgess, ¿de verdad le ha fallado la memoria? En estos tres años, ¿cree que ignoro las actividades clandestinas de su familia? ¿Debo enumerar cada plan turbio que ha orquestado? Si el prestigio de tu familia significa tan poco para ti, con gusto contribuiría a su completa demolición».
La venenosa amenaza de Noah cristalizó la atmósfera, dejando la sala suspendida en un terror glacial.
La rabia de Forest se evaporó al instante, dando paso a un miedo nauseabundo. Bajó la mirada al suelo, separó los labios para responder, pero sólo produjo silencio.
Si esos secretos enterrados salían a la luz, la dinastía Burgess se desmoronaría hasta convertirse en una ruina irreparable.
Noah desvió la mirada con desdén. «Tras el divorcio, garantizaré que tu familia reciba la cantidad íntegra estipulada en nuestro acuerdo prenupcial. En cuanto a todo lo demás, esto concluye inmediatamente».
Con ese pronunciamiento final, no ofreció a padre e hija ningún otro reconocimiento. Se levantó con suavidad, giró sobre sus talones y se dirigió decidido hacia la salida.
«Noah, por favor, ¡no me dejes! La súplica entrecortada de Hailey resonó en el vacío que había dejado atrás.
Hailey se levantó de un salto para perseguir a Noah, sollozando mientras avanzaba. Frenética, no se dio cuenta de que la pata de una silla se interponía en su camino.
Un ruido sordo sonó cuando tropezó y cayó al suelo, perdiendo completamente la compostura.
Su rodilla se golpeó contra la fría y dura superficie, provocándole un dolor agudo y punzante en la pierna.
Noah ni siquiera interrumpió su paso, y mucho menos le devolvió la mirada.
Las manos de Hailey se cerraron en puños.
¡Sadie! Todo se debía a esa desgraciada.
Si Sadie no hubiera aparecido en sus vidas, Noah nunca la habría tratado así. ¡Nunca habría querido el divorcio!
No, ella no iba a renunciar a él tan fácilmente. Pero incluso Evan, su única esperanza, se había negado a ayudarla. ¿Qué debía hacer ahora? Forest estaba clavado en el sitio, mirando a su hija tirada en el suelo mientras su rostro se retorcía de desdén.
«Eres una completa inútil. Ni siquiera sabes ganarte el corazón de un hombre. Mírate. Estás a punto de perderlo todo».
Cerró los ojos y lanzó un profundo suspiro, claramente harto de la situación. Abrochandose la chaqueta, salio del salon privado sin decir una palabra mas.
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