El arrepentimiento de mi exesposo - Capítulo 830
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Capítulo 830:
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«Kyla era tu amada. ¿No lo recuerdas?»
La pregunta cortó el aire como una daga.
Noah frunció el ceño y tensó la mandíbula.
No podía ser.
El nombre de Kyla le carcomía como una astilla bajo la piel.
¿Querida? No podía ser.
Pero entonces… ¿podría estar relacionada con la ruptura entre él y Sadie seis años atrás?
El archivo que Jack desenterró, los susurros de un matrimonio roto… ¿podría haber sido Kyla el motivo?
Al otro lado del cristal, Vivi lo observaba como un halcón. Vio la tensión en su postura, el destello de confusión en sus ojos.
Fue entonces cuando lo vio: el vacío en sus ojos.
Noah no recordaba nada.
No sabía quién era Kyla y parecía detestar su nombre.
Esto podría cambiarlo todo.
Noah inhaló despacio, dejando atrás la creciente irritación. Su voz era baja, fría, firme.
«¿Y Sadie?»
Al oír ese nombre, algo oscuro onduló en la expresión de Vivi.
Sus labios se movieron con disgusto.
«¿Sadie?», repitió con sorna. «No es más que una intrusa desvergonzada. Todo se vino abajo por su culpa. Si no fuera por…»
Se detuvo a mitad de la frase.
Entonces, su actitud cambió. Levantó la barbilla, con un destello de picardía y cálculo parpadeando en sus ojos.
«Quieres la verdad, ¿verdad? Quieres saber lo que pasó hace tres años. Y antes de eso. Puedo contártelo todo. Pero quiero algo a cambio».
Se lamió los labios secos, con los ojos brillantes de esperanza.
«¡Primero sácame de este infierno!». La voz de Vivi se quebró por la urgencia. «Déjame salir y te juro que te lo contaré todo. Cada detalle, palabra por palabra. ¿Qué me dices?»
Noah no respondió de inmediato. Se limitó a mirarla fijamente, con un destello de fría diversión parpadeando en sus ojos.
Qué patético.
¿Un criminal convicto, en un mono de prisión, intentando negociar con él?
Noah se había enfrentado a gente mucho más peligrosa que Vivi, y ni una sola vez había cedido a amenazas o tratos hechos a la desesperada.
Se levantó sin decir palabra, sin siquiera dedicarle una última mirada a Vivi, y se dirigió hacia la puerta.
El pánico invadió a Vivi como agua helada. Se le aceleró el pulso.
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