El arrepentimiento de mi exesposo - Capítulo 821
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Capítulo 821:
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Miró al conductor y dijo,
«Síguela. Pero mantén la distancia».
Mientras tanto, en el hospital Jazmah Hopevale, dentro del duro resplandor blanco de la sala de urgencias, Noah permanecía en silencio, con sus anchos hombros caídos por el cansancio.
El proceso de lavado gástrico había sido agotador.
Un médico se acercó, su bata blanca crujió débilmente al acercarse. Su voz era profesional, pero había un claro trasfondo de reproche.
«Señor, su mujer está estable. Le hemos hecho un lavado gástrico justo a tiempo. Ella y el bebé… ambos están a salvo… por ahora».
El médico no había terminado. Su tono se volvió más firme.
«Dicho esto, su estado emocional es muy volátil. Los altos niveles de estrés ponen en riesgo el embarazo. Lo que sea que haya pasado entre ustedes dos…»
Hizo una pausa, observando el rostro de Noah, antes de añadir,
«Tienes que encontrar la manera de comunicarte con ella. Como es debido. Por el bien de todos. En su estado actual, otro choque emocional podría hacerle mucho daño. Como su marido, deberías intentar comprenderla… ser más amable. Necesita atención emocional ahora más que nunca».
La mandíbula de Noah se tensó. Una sombra parpadeó en sus ojos.
¿Esposo? ¿Esposa? ¿Bebé?
Cada palabra sonaba como una campana hueca, demasiado familiar, pero extraña. Salían de la lengua de otra persona con facilidad, pero a él le parecían… incorrectas, como líneas de un guión que no recordaba haber escrito.
Su voz era llana, en agudo contraste con la preocupación del médico.
«Tomo nota. Ya puede irse».
El médico dudó, entreabrió los labios como si fuera a decir algo más, pero al final sólo exhaló en silencio, sacudió la cabeza con cansancio y salió de la habitación.
El silencio se instaló como una niebla espesa.
Noah se volvió hacia la cama del hospital.
Luego, un parpadeo: las pestañas de Hailey temblaron y, lentamente, sus ojos se abrieron.
En el momento en que su mirada se posó en él, su respiración se entrecortó.
Las lágrimas se acumularon como nubes de tormenta y luego se derramaron en sollozos silenciosos.
No dijo ni una palabra, sólo lloró, con su frágil cuerpo temblando.
Para cualquier otra persona, habría sido desgarrador.
Hailey sabía exactamente lo que estaba haciendo.
Sabía que el dolor de la pena suavizaría las aristas de Noah.
Verla derrumbarse retorcería algo en él.
Después de lo que pareció una eternidad, por fin levantó la vista, con los ojos vidriosos y enrojecidos, la voz apenas un susurro.
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