El arrepentimiento de mi exesposo - Capítulo 813
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos dos veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 813:
🍙🍙🍙🍙 🍙
Por mucho que le doliera el corazón, prefirió no dar más explicaciones.
En lugar de eso, la abrazó con fuerza, apretándola contra su pecho.
Sadie se quedó paralizada, completamente sorprendida por sus acciones.
Entonces, el familiar aroma a lavanda salió a su encuentro y acabó envolviéndola.
Sin embargo, esta vez, sin la máscara plateada que cubría su rostro, la presencia de Noah era mucho más clara e inquietante.
¿Cómo habían acabado así las cosas?
Noah apoyó la barbilla sobre la cabeza de Sadie y le acarició suavemente el pelo. Cerró los ojos y respiró hondo en un intento desesperado por calmar las emociones desbocadas de su corazón.
«Sadie, dame un poco más de tiempo».
Sintió que ella se ponía rígida al oír sus palabras. La abrazó con fuerza.
«Llegaré al fondo de todo esto».
Noah hizo una pausa, y cuando volvió a hablar, su voz era más grave.
«El embarazo de Hailey no tiene nada que ver conmigo».
Sadie inhaló bruscamente. Levantó la cabeza para mirarlo. Intentó apartarlo, pero él la abrazó aún más fuerte.
¿Qué quería decir con que no tenía nada que ver con él? ¿El bebé no era suyo?
Noah sintió que Sadie se relajaba ligeramente, así que aflojó un poco el agarre, pero se aseguró de que permaneciera firmemente abrazada a él.
«Sadie», dijo, con tono serio y cansado. «Todo lo que pido es un poco más de tiempo. ¿Me lo darás, al menos?».
Levantó la mano y le acarició el pelo, su mirada tierna.
«Desde que volví ayer del Nirvana, no me sentía bien».
Volvió a hacer una pausa, intentando encontrar las palabras adecuadas.
«Muchas cosas no tienen sentido. Por eso vine aquí, para hablar contigo».
Necesitaba respuestas desesperadamente, y su instinto le decía que las respuestas estaban en la mujer que tenía delante.
Sadie suspiró y apoyó la cabeza en su amplio pecho.
Tenía que admitirlo, su súplica agitó lo que ella creía que era su corazón ya sin vida.
¿Se había equivocado en sus suposiciones?
Poco a poco, el caos de su mente empezó a calmarse y el dolor sordo de su corazón pareció disminuir.
Después de serenarse, Sadie apartó suavemente a Noah.
Le dio la espalda y su voz no traicionó ninguna de sus emociones cuando dijo,
.
.
.