El arrepentimiento de mi exesposo - Capítulo 784
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 784:
🍙🍙🍙🍙 🍙
La abrupta marcha de Sadie, ¿se debía a que no le gustaba el plato?
Entonces se le ocurrió.
Era Sadie. Su esposa… era Hailey. ¿No?
La expresión de Noah se volvió pensativa, sus rasgos se tensaron.
Mientras tanto, Sadie había salido corriendo de la villa.
Subió a su coche, pisó el acelerador y se alejó rápidamente de la finca.
A medida que avanzaba por el paisaje, su mente seguía siendo un torbellino de emociones.
¿Qué había ocurrido en los últimos tres años? ¿Por qué Noah había perdido la memoria? ¿Por qué confundía a Hailey con la mujer que una vez amó? ¿Por qué algunos recuerdos perduraban mientras su rostro permanecía irreconocible?
Estaba desesperada por encontrar respuestas.
Mientras reflexionaba, su teléfono, que estaba en el asiento del copiloto, empezó a sonar.
Era Samuel.
Respiró hondo para calmar la creciente oleada de emociones y pulsó el botón de respuesta.
«Sra. Hudson», llegó la voz de Samuel, siempre firme y profesional.
«Starlight Entertainment ha enviado representantes al hospital para reunirse con Briley. Han llegado con un equipo directivo profesional y asesores jurídicos. Su planteamiento parece bastante sincero».
Sadie escuchó sin emoción. Era precisamente lo que esperaba.
Briley había urdido este drama para conseguir fama y fortuna.
La industria del entretenimiento, un reino alimentado por la ambición y la vanidad, encajaba perfectamente con ella.
«Excelente», respondió uniformemente. «Dejemos que ellos se encarguen del resto. No debemos intervenir más». Briley había elegido su camino.
«Sí, Sra. Hudson.»
Al terminar la llamada, Sadie dejó el teléfono en el asiento del copiloto.
El sol de la tarde brillaba a través de la ventanilla del coche.
Entrecerró ligeramente los ojos, concentrándose en la carretera.
Independientemente de los acontecimientos pasados, estaba decidida a descubrir la verdad.
Reclamaría lo que era suyo por derecho.
Y aquellos que la habían agraviado no escaparían a su ira.
Mientras tanto, en el hospital, Briley yacía desconcertada en la cama, observando a la inesperada multitud que se agolpaba en su habitación.
Un hombre de mediana edad, impecablemente vestido e irradiando competencia, estaba al frente.
.
.
.