El arrepentimiento de mi exesposo - Capítulo 782
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Capítulo 782:
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Thump… Golpe…
Al darse cuenta de su proximidad, Noah recuperó rápidamente la compostura.
La soltó bruscamente, dando un paso atrás para crear distancia, con un sutil rubor coloreándole las orejas.
Se aclaró la garganta, le miró la cara aún sonrojada y mantuvo un tono informal.
«Es casi mediodía. ¿Por qué no se queda a comer algo rápido antes de irse, señora Hudson?».
Su invitación fue repentina y directa.
Sadie levantó la vista y lo miró fijamente. Casi instintivamente, antes de que pudiera contenerse, asintió.
«De acuerdo.
Su propia respuesta la sorprendió.
Debería haberse negado inmediatamente. Debería haberse marchado.
El almuerzo se sirvió en el comedor formal del primer piso.
La larga mesa estaba adornada con una abundante variedad de platos, pero el ambiente era cargado a pesar de la elegancia.
Sadie, Noah y Hailey ocupaban tres asientos distantes en la mesa, cada uno en silencio. El rostro de Hailey mostraba una expresión sombría. Sus ojos parpadearon con animosidad cuando miró a Sadie, y luego desvió su mirada lastimera hacia Noah.
Pero Noah no le prestó atención. Comía con indiferencia, tratando a la mujer que tenía enfrente como si fuera una simple desconocida, no su esposa.
De repente, Hailey golpeó la mesa con el tenedor.
«¡Estoy llena!»
Hailey se levantó bruscamente y corrió escaleras arriba sin mirar a Noah ni a Sadie.
De pie a un lado, Nicolas Patel, el mayordomo, vaciló brevemente antes de lanzar a Noah una mirada de inquietud.
Noah, sin embargo, no pareció inmutarse por la interrupción.
Sin cambiar su expresión, se limpió tranquilamente la comisura de los labios con una servilleta y dio una orden serena.
«Déjala. Pide en la cocina que calienten la comida más tarde y llévasela».
Nicolás asintió brevemente. «Sí, señor».
Después de un momento, se volvió hacia Sadie y mencionó: «El personal de la cocina conoce bien las preferencias de la señora Burgess».
El agarre de Sadie sobre sus utensilios vaciló brevemente.
¿No era Hailey la esposa de Noah? ¿Por qué el mayordomo la trataba como a una invitada y no como a la señora de la casa?
La duda ensombreció sus pensamientos.
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