El arrepentimiento de mi exesposo - Capítulo 717
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Capítulo 717:
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Patrick… No sabía qué era, pero había algo en ese hombre que no le gustaba. La forma en que miraba a Sadie. La sutil energía que había entre ellos. Le inquietaba.
Aún frunciendo el ceño, Alex sacó su teléfono y escribió rápidamente un mensaje. «Investiga a Patrick, del Grupo Burgess. Quiero saberlo todo sobre él». Con un toque, envió el mensaje.
Se quedó mirando la pantalla un momento antes de levantar la vista hacia el pasillo lateral.
Mientras tanto, Sadie se encontró en un rincón tranquilo y en penumbra con Noah.
Le latía la espalda. Hizo una mueca de dolor y apretó la mandíbula.
Noah estaba justo detrás de ella. Y, sin embargo, se sentía a años luz.
Sadie se mordió el labio, indecisa. Una parte de ella ansiaba soltarlo todo, contarle la verdad que él aún no recordaba. Pero no era el momento adecuado. Y ella sabía que el momento oportuno lo podía ser todo.
Coyle y Sutton los observaban atentamente.
Con la memoria de Noah perdida, devolverlo a la familia Wall podría significar un desastre, tanto para él como para ella.
Ella lo miró, con expresión serena y voz mesurada.
—Señor Noel, ¿de qué quería hablar conmigo?
La mirada de Noah titubeó, y una sombra de algo no dicho cruzó su rostro. El tono formal le resultó extraño.
Ella le hablaba como a un extraño. Como a un cliente.
¿Por qué le molestaba eso?
No eran íntimos. No eran nada.
Se suponía que debía verla como una mujer manipuladora, oportunista, en la que no se podía confiar.
Entonces, ¿por qué le dolía su distancia?
Noah apartó ese pensamiento y dejó que su expresión se volviera fría e indescifrable. —Suena muy formal, señorita Hudson —dijo con tono seco.
Sadie esbozó una sonrisa tensa, con un ligero temblorio en los labios.
—Usted es el presidente del Grupo Burgess, nuestro socio más valioso. Es natural que le trate con el respeto que merece su cargo. —Hizo una pausa y bajó ligeramente la mirada—. Pero con el caos que reina en el Grupo Wall, las presiones internas y externas, no puedo permitirme el lujo de centrarme en… nada más en este momento. Espero que lo comprenda.
Su voz era educada. Impecable, como una máscara cuidadosamente colocada. Pero Noah podía sentir el muro que acababa de levantar entre ellos, ladrillo a ladrillo. Y, por razones que no podía explicar, eso lo enfureció.
Así que esa era la Sadie de la que todos le habían advertido. Calculadora. Sin emociones. Impulsada únicamente por su propio beneficio.
Soltó una risa breve y fría. —¿Así que vas a ceder el título de presidenta a otra persona sin más?
Sadie levantó la mirada lentamente y lo miró directamente a los ojos.
—Eso depende totalmente de usted, señor Noel —dijo con frialdad.
El aire entre ellos se volvió cortante.
Al ver la compostura de Sadie, Noah no se molestó en ser sutil.
—¿Solo el cinco por ciento de los beneficios, señorita Hudson? ¿No es un poco… tacaño?
Sadie no se inmutó. Ya se lo esperaba. Sin decir nada, se dio la vuelta y empezó a empujar la silla de ruedas ella misma, poniendo deliberadamente distancia entre ellos.
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