El arrepentimiento de mi exesposo - Capítulo 704
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 704:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Briley respiró hondo, tratando de recomponerse y fingiendo que no había pasado nada. Salió en silencio de la habitación del hospital. Coyle cerró la puerta suavemente detrás de ella.
—Sutton, recuerda lo que te he dicho. A partir de ahora, no sabes nada. Concéntrate en recuperarte. Yo me encargaré del resto». Sutton miró a su padre con incertidumbre. «Papá, ¿cómo piensas vengarte de él?». Coyle sonrió con sarcasmo, con voz baja y deliberada. «¿Vengarme de Noah? Todavía no. Primero, estabilizamos las cosas y obtenemos el control total del Wall Group. Una vez hecho eso, aunque Patrick resulte ser Noah, poco podrá hacer».
Los ojos de Sutton se abrieron de par en par al comprenderlo de repente. —¿Estás sugiriendo que utilicemos a Sadie contra él? Una sonrisa fría se dibujó en el rostro de Coyle, con los ojos afilados como cuchillas. —Sadie es tanto la esposa de Noah como la actual líder del Grupo Wall. Si queremos tomar el control, debemos empezar por ella.
Sin perder un instante, Coyle sacó su teléfono y hizo una llamada. —Investiga todos los movimientos de Sadie y Patrick anoche. Además, prepara una carta de renuncia en nombre de Sutton y reenvíala al Wall Group.
—Entendido, señor.
Mientras tanto, en la oficina del director ejecutivo del Wall Group, Sadie estaba sentada detrás de su escritorio, dando vueltas distraídamente a una máscara entre sus manos, con los pensamientos enredados. Los acontecimientos de la noche anterior aún le parecían irreales, como fragmentos de un extraño sueño. Ahora que estaba despierta, lo único que le quedaba era fatiga y una creciente sensación de inquietud.
Sadie se frotó las sienes, tratando de aclarar sus ideas. No era el momento de darle vueltas a esos asuntos. Todavía había muchos asuntos en Wall Group que requerían su atención. Sonó el teléfono de su escritorio.
—Señora Hudson, ha llamado el director de Recursos Humanos. ¡Sutton ha presentado su dimisión! —La voz de Samuel se oyó con claridad.
Sadie frunció el ceño.
—¿Sutton? ¿Después de aferrarse desesperadamente a Wall Group, ahora de repente quería marcharse? No tenía sentido.
—Páseme con él —dijo con tono neutro, ocultando sus sospechas.
Unos instantes después, la voz del director de Recursos Humanos llenó la línea.
—Señora Hudson, acaba de llegar la carta de dimisión de Sutton. ¿La aceptamos o la rechazamos?
La voz del director de Recursos Humanos era cautelosa, ya que estaba confundido por la situación.
—¿Qué motivo ha dado? —preguntó Sadie, golpeando rítmicamente el escritorio con los dedos.
—Problemas de salud —respondió—. Afirma que necesita dejar todos sus cargos debido a su mal estado de salud.
«¿En serio? ¿Desde cuándo Sutton se ha vuelto tan delicado?».
Sadie se burló. Era evidente que Sutton estaba mintiendo: no estaba enfermo; sin duda estaba tramando algo.
«De momento, no proceses la dimisión. No hay prisa», ordenó con frialdad.
«Entendido, Sra. Hudson», respondió el director de RR. HH. antes de colgar.
La mirada de Sadie se volvió más fría, con la sospecha gestándose bajo la superficie. ¿A qué estaba jugando Sutton esta vez?
Un golpe en la puerta interrumpió sus pensamientos, seguido de la voz de Samuel desde fuera de la oficina.
—Señora Hudson.
—Pase —respondió ella, ocultando su preocupación con un tono neutro. Samuel entró con un expediente en la mano, con actitud tranquila e impenetrable.
.
.
.