El arrepentimiento de mi exesposo - Capítulo 699
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Capítulo 699:
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Casi instintivamente, murmuró: «A la finca Myrtlewood».
Las palabras se le escaparon antes de que pudiera detenerlas. Se produjo un momento de silencio.
El conductor parpadeó, confundido.
«Lo siento, señor… no hay ninguna finca Myrtlewood en Jazmah».
Noah se contuvo. Exhaló lentamente y se presionó dos dedos en la sien. —Lléveme a la villa suburbana —dijo por fin, con voz baja y cansada.
El conductor no dijo nada más. El motor rugió y el coche arrancó.
Noah se recostó y cerró los ojos, aunque su mente se negaba a calmarse.
La noche anterior lo perseguía como el humo, adherida a todo.
Sadie.
Solo su nombre bastaba para despertar algo volátil en él.
Debería odiarla. Y, sin embargo, sus pensamientos se veían atraídos hacia ella como una marea a la que no podía resistirse. Odiaba echar de menos su presencia. Noah abrió los ojos de golpe, con la frustración bullendo bajo la superficie.
No quería enfrentarse a ello. Pero la verdad se abrió paso de todos modos. Lo que sentía por Sadie no era solo desdén. Había algo más, algo mucho más peligroso.
Deseo.
Darse cuenta de ello le oprimía el pecho con inquietud.
Apretó los ojos con fuerza, como si la oscuridad pudiera expulsarla de su mente.
Pero su imagen permaneció grabada en el interior de sus párpados.
Sus curvas, su aliento, la forma en que su cuerpo se arqueaba debajo de él…
El recuerdo estalló como una cerilla en la oscuridad.
Noah exhaló bruscamente, obligándose a recuperar el control.
No era nada, se dijo a sí mismo. Solo la droga. Solo confusión.
No había pasado nada. Y nunca pasaría nada.
No habría futuro entre él y Sadie.
La villa en las afueras estaba muy iluminada.
Hailey se había quedado despierta toda la noche, esperando ansiosa el regreso de Noah. En cuanto oyó abrir la puerta, su rostro se iluminó con una sonrisa de alegría y se levantó de un salto para recibirlo.
—¡Noah, por fin has llegado! Estaba muy preocupada por ti —dijo Hailey con tono ofendido.
Noah se quedó visiblemente desconcertado por su comportamiento. Se detuvo y observó a la mujer que tenía delante. El delicado maquillaje que llevaba y la suave sonrisa que le dedicó le evocaron un recuerdo del pasado.
Sin embargo, en el fondo, no sentía ningún sentimiento romántico hacia Hailey. En todo caso, sentía una intensa aversión, rayana en la repulsión. Instintivamente, dio un paso al lado para poner distancia entre ellos.
—Han surgido algunos problemas en la empresa —dijo Noah con tono seco—. He tenido que quedarme para solucionarlos.
La sonrisa de Hailey se desvaneció. Podía sentir la repentina frialdad de Noah hacia ella, lo que no hizo más que alimentar su creciente inquietud. ¿Dónde había estado la noche anterior? ¿Con quién había estado?
Hailey se obligó a seguir sonriendo.
—Me alegro de que estés bien. Me preocupaba que te hubiera pasado algo. ¿Te preparo algo de comer? —ofreció, girándose ya hacia la cocina.
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