El arrepentimiento de mi exesposo - Capítulo 681
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Capítulo 681:
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—Nos llevamos este.
El ambiente se tensó cuando el dependiente dudó, claramente incómodo.
Al ver esto, Sutton arqueó una ceja. —¿Hay algún problema?
Su voz denotaba impaciencia.
—N-no, señor. Es solo que estas dos señoras ya lo estaban considerando —tartamudeó el dependiente.
La sonrisa de Sutton se amplió, con un tono más profundo. «¿Ah, sí? Parece que este bolso es todo un tesoro».
Miró directamente a Hailey, como para dejar claro su mensaje.
«Recuerdo que salí con alguien a quien también le gustaban los bolsos de este estilo».
El rostro de Hailey se ensombreció de inmediato.
La estaba provocando a propósito y la furia comenzó a hervir en su interior.
—Sutton, déjalo ya —espetó ella, con tono de advertencia.
Sutton fingió no entender y se volvió hacia Sadie.
—Sadie, en tu opinión, ¿quién debería quedarse con el bolso?
Le lanzó la pregunta deliberadamente, y Sadie sintió que su paciencia se evaporaba.
No quería formar parte de aquel absurdo.
Quería marcharse.
—Ya no me interesa —dijo con calma, recogiendo sus pertenencias y alejándose.
Después de que se marchó, Hailey miró a Sutton con odio.
—¿Has perdido la cabeza? —siseó, dándose la vuelta.
Pero Sutton la agarró de la muñeca.
—¿Adónde crees que vas?
Hailey se debatió, pero él no la soltó.
—Tenemos que hablar.
Sutton empujó a la mujer que tenía entre sus brazos.
Ella tropezó y casi se cae.
—¡Sutton! —gritó ella, con la voz temblorosa por la indignación. Sutton no le prestó atención y arrastró a Hailey fuera de la tienda.
—¿Qué te pasa, Sutton?
—protestó Hailey, forcejeando con él, pero él no la soltaba. La empujó a un pasillo oscuro y la acorraló contra la pared.
—Últimamente estás muy alterada, Hailey. —Su tono era grave y amenazador.
La dureza de su voz tomó a Hailey por sorpresa y, por un instante, se quedó paralizada.
Levantó los ojos hacia él, con una mezcla de emociones encontradas en la mirada.
—¿Qué es lo que realmente quieres? —preguntó en voz baja.
En ese momento, una expresión de dolor cruzó el rostro de Sutton.
—¿Siempre tienes que alejarme así? —preguntó él.
Hailey soltó una risa amarga y lo empujó a un lado.
—¿No debería? No finjas que no sabes dónde estamos ahora —respondió con desdén.
Era evidente que se habían distanciado.
Sutton se quedó paralizado, sin poder articular palabra, aunque la frustración ardía en su mirada.
—No olvides la promesa que me hiciste, Hailey —murmuró.
Ella se rió con frialdad, con los ojos llenos de burla.
—¿Una promesa? Debo de haberla olvidado —respondió con fingida inocencia.
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