El arrepentimiento de mi exesposo - Capítulo 558
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 558:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
La realidad lo golpeó como un martillo, y la rabia y la devastación se entremezclaron en algo insoportable. Se le oprimieron las entrañas, se le nubló la vista y, por un momento, el mundo a su alrededor se tambaleó.
Casi se le doblaron las rodillas, pero, a pesar de la furia y el dolor, un solo pensamiento lo mantuvo en pie. Al menos Alex estaba a salvo.
Noah le había dejado a cargo de los asuntos de la familia Howe, lo que significaba que no destruiría a su familia por completo.
Aún quedaba una pizca de esperanza.
Un amargo alivio invadió a Terrance.
—¡Noah! ¿Te has vuelto loco? —La voz de Elbert rompió el silencio, cruda de rabia y desesperación—. ¡Tócame y lo lamentarás! ¿Tienes idea de con quién te estás metiendo? ¡Soy Elbert Perry, el jefe de la familia Perry!».
Noah lanzó una mirada fría a Elbert, con los ojos llenos de desdén, como si estuviera observando un gusano retorciéndose en un anzuelo.
Sin decir una palabra, Noah se limitó a inclinar ligeramente la cabeza, haciendo una señal a Samuel, que estaba a su lado.
Samuel lo entendió de inmediato y, con expresión estoica, se acercó a Elbert. Lo agarró por el cuello y lo levantó como si fuera un objeto ligero.
—¡Suéltame! ¡Suéltame! ¡Cabrones! ¡Voy a llamar a la policía! ¡Te demandaré! —gritó Elbert, luchando desesperadamente y pataleando para escapar del agarre de Samuel. Claramente había subestimado a Samuel.
Samuel, el fiel ayudante de Noah desde hacía mucho tiempo, se había enfrentado a numerosas situaciones difíciles a lo largo de los años.
Soltó una risa fría y luego empujó con fuerza a Elbert al suelo. «¡Bang!». Un ruido sordo resonó cuando el cuerpo de Elbert golpeó el suelo, acompañado de un grito de dolor. «¡Ah!».
Sin ceder, Samuel comenzó a patear a Elbert.
«Esto es por tu falta de respeto.
Esto es por no reconocer tu lugar.
Esto es por traicionar al Sr. Wall».
Cada patada era asestada con una precisión escalofriante, y la voz de Samuel era gélida y amenazante.
La habitación resonaba con los gritos de Elbert y las implacables reprimendas de Samuel, creando una atmósfera lúgubre.
Aliza, testigo de la repentina violencia, se quedó paralizada por la conmoción, con los ojos muy abiertos y las manos apretadas contra la boca, demasiado aterrorizada para emitir un solo sonido.
Noah dirigió entonces su mirada amenazante hacia Aliza.
Sintiendo un frío terror invadirla, Aliza retrocedió instintivamente, con el único pensamiento de huir de aquella escena aterradora.
Los ojos de Noah denotaban una seriedad mortal.
No era una simple amenaza; su intención de hacer daño era palpable.
Aliza estaba segura de que cualquier movimiento brusco por su parte podría incitar a Noah a llevar a cabo sus intenciones letales.
—Sr. Wall… —tartamudeó Aliza, con la voz temblorosa y los ojos llenos de lágrimas—. Por favor… perdóneme… No sé nada… No he hecho nada…
Noah permaneció en silencio, con la mirada gélida e implacable. Su silencio era más intimidante que cualquier amenaza verbal.
Las defensas mentales de Aliza se derrumbaron. Se derrumbó de rodillas, con sollozos incontrolables.
.
.
.